Este 30 de junio se podrá ver al atardecer una preciosa conjunción entre Venus y Júpiter
Arte
Por: Luis Alberto Hara - 06/30/2015
Por: Luis Alberto Hara - 06/30/2015
El mes de junio ha visto el coqueteo celestial entre Júpiter y Venus, los dos planetas más brillantes del firmamento. Su acercamiento culminará este 30 de junio, cuando se encuentran a 1/3 de grado en el cielo dentro de la constelación de Leo, lo suficientemente cerca para un beso cósmico entre el padre de los dioses y la diosa de la belleza. Hay que decir que Venus y Júpiter en realidad no están muy cerca, sino que desde nuestra perspectiva sus órbitas parecen empalmarse --el cielo es como un teatro cósmico lleno de significados proyectados, un juego de símbolos luminosos.
Venus y Júpiter se verán tan cerca entre sí que podrán taparse con el dedo meñique y semejarán una estrella doble, un gigantesco lucero en el cielo del atardecer. Para apreciar estos planetas habrá que mirar hacia el oeste durante el atardecer cerca de la estrella Regulus. Si bien el espectáculo podrá ser disfrutado a ojo desnudo, con un telescopio o simples binoculares se podrá apreciar en el mismo campo de visión a Venus junto a cuatro lunas de Júpiter. Hay que decir también que si bien este martes 30 será el punto de máxima cercanía, los siguientes días serán también dignos de disfrutar, especialmente porque Venus se encuentra muy cerca de la Tierra en su respectivo ciclo, lo que la hace especialmente brillante, siendo de todas formas el lucero más brillante del cielo. Algunos días después, en julio, Venus tomará un curso retrógrado por 40 días, sumergiéndose aparentemente en el Sol y regresando como estrella del amanecer, la portadora de la luz. Según el astrónomo Patrick Hartigan, de Rice University, esta será la mejor ocasión para observar una conjunción Venus-Júpiter hasta el 1o de marzo de 2023.
Fred Schaaf, del sitio Sky & Telescope, señala que este trío de conjunciones entre Venus y Júpiter (incluyendo un par antes en 2014) es similar a una serie que ocurrió el año III y II a. C., la cual se sugiere podría haber sido el motivo de la llamada estrella de Belén, que ha sido descrita como una estrella especialmente brillante, además de que astrológicamente (y los Reyes Magos tradicionalmente son astrólogos) Venus y Júpiter son "astros" especialmente auspiciosos, considerados, junto con el Sol, las Tres Gracias Celestes. Al estar en Leo, constelación regida por el Sol, se podría decir astrológicamente que hay una influencia benéfica de las Tres Gracias. Aunque la astrología considera conjuntamente la posición de los otros planetas para determinar la cualidad de un tiempo específico, por lo que existen otros factores que podrían no ser considerados como especialmente auspiciosos, por ejemplo, Saturno retrógrado en Escorpión.
La anterior teoría podría estar basada en la idea del astrónomo Mark Thompson que hace un par de años determinó que la llamada estrella de Belén debió de haber sido una triple conjunción entre Júpiter y Regulus, la estrella más brillante de la constelación de Leo, una triada: el rey de los planetas, la estrella cuyo nombre significa rey y los reyes magos.
Ajustándose a la tradición astrológica Marsilio Ficino, el traductor de Platón comisionado por la familia Medici, escribe que la estrella de Belén era un cometa vaticinado por los profetas hebreos. Según Ficino el cometa habría surcado el cielo cuando el Sol estaba en Sagitario, la Luna en Virgo, Júpiter exaltado también en Sagitario (su signo) y Venus, "siempre la hija del Sol, ocupaba el medio del signo de Sagitario. Esta era probablemente la configuración del cielo el mes que nació Cristo". Esto señalaría una triple conjunción entre Venus, Júpiter y el Sol, además del cometa.
Más allá de esta especulación astrológica y astronómica, lo cierto es que Venus y Júpiter cumplirán con una de las funciones que sin lugar a dudas tienen los astros para nosotros: deleitarnos con su belleza e inspirar los sentimientos más nobles y elevados.