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Sobre la desmedida apuesta de nuestra cultura al paradigma científico

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Paradójicamente, un estudio científico concluyó que existen demasiados estudios científicos. Publicado en el sitio ArXiv, el estudio, realizado por investigadores de Finlandia y California, muestra que la enorme cantidad de investigaciones que se publican supera la capacidad de los científicos de asimilar los distintos análisis dentro de sus especialidades y construir sobre la investigación previa. La mayoría de las investigaciones se vuelven efímeras; los autores notan un fenómeno de "pérdida de la atención en la ciencia".

Se presentan dos lecturas sintomáticas, por una parte el exceso de información de nuestra cultura, algo que a veces nos lleva a la saturación y a la falta de capacidad de darle sentido a lo que vivimos y a los conocimientos que generamos. Por otra parte, la enorme cantidad de "ciencia" que se hace responde a una excesiva confianza económica y psicológica en el paradigma científico.

Vivimos en la era de la ciencia. Todos hemos experimentado cómo cambia un titular de una nota si agregamos una frase como "Científicos de Harvard descubren" o "Premio Nobel señala". Por ejemplo, considera el siguiente encabezado: "Mosquitos robóticos podrán extraer tu ADN para entregarlo al gobierno"; esto podría parecer un diatriba semiconspiranoica, pero se vuelve completamente plausible cuando le agregas "Profesora de Harvard advierte que mosquitos drones extraerán tu ADN para el gobierno", lo cual es una nota real. Lo mismo ocurre con esta nota: "Farmacéuticas bloquean fármacos que curan porque no son rentables"; de nuevo, uno podría pensar que se trata de más tierra al sistema (aunque actualmente ya la mayoría de las personas tiene la noción básica de que las farmacéuticas operan como cárteles de drogas). Si utilizas el título, como ocurre en realidad, "Premio Nobel de Medicina: farmacéuticas bloquean fármacos que curan porque no son rentables", la nota cobra un aire de legitimidad y se hace mucho más atractiva. Este es el poder mágico de la ciencia.

Pensamos que el método científico y los candados del peer review nos previenen del desorden y la incertidumbre de la realidad. Pero esto forma la idea de que sólo un tipo de conocimiento es valido. Y, como han demostrado algunos filósofos críticos y los mismos científicos de la Interpretación de Copenhague, la ciencia misma no es objetiva, porque la objetividad no existe más que como la suma total de los eventos subjetivos (algo que sólo podría computarse en la mente de Dios, de existir). En cambio, la ciencia proyecta sus propios paradigmas, la intención de su hipótesis y la particularidad de su instrumentación. En otras palabras, la realidad se ve afectada por la medición y aquello con lo que medimos, fundamentalmente el cerebro humano y sus creencias.