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Murmullos de sintonía fractal: el vuelo de una parvada de estorninos como nunca lo habías visto (VIDEO)

Ecosistemas

Por: Jimena O. - 02/02/2015

Uno de los fenómenos más poéticos de la naturaleza, la danza del sol negro de los estorninos en un video especialmente luminoso

Miles de aves haciendo una coreografía celeste que oscila alrededor de la forma de un solo pájaro. Una danza fractal que se conoce como "murmuración", el susurro colectivo de los estorninos. Y entre los cientos de videos de este poético fenómeno quizás ninguno más impresionante que este captado en Utrecht, Holanda, en enero de 2015.

El vuelo sincronizado de una parvada de estorninos es uno de los espectáculos de la naturaleza que parece decirnos que los miembros de una especie están conectados por un campo de autoorganización que, al menos por momentos, nos permite  pensar que se trata de una unidad transpersonal. En su demostración de aéreas matemáticas del caos, todos los estorninos son una sola ave que no sólo vuela con perfecta coordinación sino que llega a dibujar con su vuelo la figura de un estornino gigante, creando un autorretrato del que cada estornino individual es también un fractal.

La mítica historia del ave Simurg, narrada por Jorge Luis Borges, tal vez fue inspirada por observar el vuelo sincrónico de parvadas como las del video. Un sentido de pertenencia; cada uno de los pájaros es parte de un superoganismo:

El remoto rey de los pájaros, el Simurg, deja caer en el centro de China una pluma espléndida; los pájaros deciden buscarlo, hartos de su presente anarquía. Saben que el nombre de su rey quiere decir “Treinta Pájaros”, saben que su alcázar está en el Kaf, la montaña o cordillera circular que rodea la tierra. Al principio, algunos pájaros se acobardan: el ruiseñor alega su amor por la rosa; el loro la belleza que es la razón de que viva enjaulado; la perdiz no puede prescindir de las sierras; ni la garza de los pantanos; ni la lechuza de las ruinas. Acometen al fin la desesperada aventura; superan siete valles o mares, el nombre del penúltimo es Vértigo, el último se llama Aniquilación. Muchos peregrinos desertan; otros mueren en la travesía. Treinta, purificados por sus trabajos, pisan la montaña del Simurg. Lo contemplan al fin: perciben que ellos son el Simurg y que el Simurg es cada uno de ellos y todos ellos.