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Esta investigación permitirá reconocer la identidad distintiva de los Neandertales y los humanos y plantear nuevas líneas de investigación evolutiva entre homínidos
neandertal

Imagen: io9.com

 

La respuesta a la manera en que el hombre de Neandertal y nuestros antepasados Homo sapiens convivieron en la Tierra parece haber estado todo el tiempo frente a nuestras narices. La nariz podría ser el “eslabón perdido” que los paleontólogos no encontraban porque buscaban en el lugar equivocado, según una investigación del laboratorio de paleornitología de la Icahn School of Medicine de Nueva York.

Esta investigación realizó un mapa morfométrico tridimensional del rostro humano de distintas poblaciones actuales, tratando de vincularlas con los fósiles disponibles de Neandertal, tal vez intentando establecer una genealogía o al menos una traza evolutiva. Pero lo que encontraron fue mucho más interesante.

Parece plausible la hipótesis de que los hombres de Neandertal tuvieron un desarrollo evolutivo distinto al del Homo sapiens, por lo que puede observarse en la organización del aparato respiratorio. William Lawson, director del laboratorio encargado, dijo que la abertura nasal de los Neandertal es similar a la de algunas poblaciones humanas, pero que la protuberancia que presentan sus narices es “asombrosamente distinta” a la del Homo sapiens. La abertura nasal de los humanos presenta prognatismo o proyección de la parte media de la cara, lo que implica una forma de respiración distinta.

Una de las conclusiones que se desprenden del estudio es que la extinción del Neandertal pudo deberse a la competencia directa con los humanos, y no a su incapacidad para adaptarse a cambios climáticos.

Jeffrey Laitman, otro investigador de la Icahn School, cree que el estudio es importante primero, a nivel morfológico, porque toma en cuenta toda la estructura nasal del Neandertal en lugar de concentrarse en un solo detalle, lo que permite concluir que “los Neandertales son nuestros parientes cercanos, pero no son nosotros”.

Pero es importante también porque hará posible construir una nueva idea del hombre de Neandertal como una especie plenamente identificada con sus propias características morfogenéticas, lo cual, a medida que se desarrollen nuevos estudios, permitirá plantear mejor la pregunta: ¿de dónde venimos?