Como uno de esos prodigiosos fenómenos que en ocasiones aparecen en Las mil y una noches, un lago apareció en el desierto de Túnez, cual espejismo, y ahora congrega a numerosos y embelesados bañistas. Según reportes, un minuto no había nada más que arena ardiente y un minuto después había un expansivo cuerpo de agua turquesa, con todo e islotes perfectos para practicar clavados.
Los locales, en medio de un calor de 40 grados, no pudieron resistirse a meterse al agua, pese a que su surgimiento era inexplicable y generaba dudas. En los últimos días, cientos de turistas han peregrinado a este lago ahora conocido como Lac de Gafsa, donde se regodean en las refrescantes aguas pese a que existen advertencias de que el lago podría tener químicos cancerígenos, material infeccioso y hasta radioactivo, sospecha que ha aumentado luego de que, días después, el agua se tornara en un verde espeso en el que se acumulan algas; sin embargo, ante el calor extremo, la gente sigue nadando en las aguas insólitas.
Según reporta The Guardian se ha empezado a generar cierta superstición en torno al lago, y algunas personas empiezan a decir que es milagroso.
Los geólogos locales piensan que se podría tratar de actividad sísmica que rompió un manto rocoso haciendo que el agua surgiera a la superficie. La región en la que emergió el lago está repleta de depósitos de fosfato, que puedan dejar remanentes radioactivos.
Los científicos aceleran la marcha para tomar muestras y determinar si el agua está contaminada. Mientras tanto turistas y locales, en una ola de calor, se mantienen impávidos en lo que es lo más cercano al encuentro maravilloso con un oasis en el desierto.