Aparentemente, existe una sólida relación entre la ingesta tempranera de alcohol y la percepción del estatus social. Un estudio conducido por la doctora Tara Dumas explica por qué el whisky de las 10am de Don Draper puede ser la clave de su infatigable éxito.
En Drinking to Reach the Top, Dumas analiza los hábitos de 357 jóvenes adultos que se dirigían a tomar un trago en Ontario con sus amigos, entre mayo y julio de 2012. Con tres diferentes cuestionarios, los investigadores recabaron datos sobre cómo afectaban en el estatus social el número de tragos consumidos por una persona, así como su frecuencia.
La hipótesis de Dumas se confirmaba: a mayor frecuencia y mayor cantidad de tragos por episodio, se asociaba indiscutiblemente un estatus mayor dentro del grupo. Para la investigadora, el estudio confirma no sólo lo que ya se sabe, "que los jóvenes usan el alcohol con fines sociales", sino que sugiere las consecuencias de esos movimientos microsociales, como "tener más control sobre recursos valiosos del grupo, como las decisiones".
Sin embargo, de los participantes que decían consumir más de 12 tragos de una sentada, ninguno mostró ser demasiado valioso para su grupo, e incluso podía ser menos apreciado que aquellos que bebían menos.
La percepción de que es cool beber antes de mediodía probablemente proviene de la vida universitaria, donde las 24 horas del día son sumamente relativas; parece como si asociáramos inconscientemente las ocupaciones, la mala alimentación y los hábitos dañinos a la larga (como beber) con un status social mayor.
¿Y qué papel juega el género? Beber como cualidad asociada a mayor valor dentro del grupo fue más pronunciada en hombres que en mujeres. Pero la frecuencia del alcohol en ambos géneros se mantiene constante.
Por otro lado, no es necesario recordar que una de las primeras causas de muerte son los accidentes automovilísticos relacionados con el alcohol, que está presente en las tres principales causas de muerte (daño no intencional, homicidio y suicidio), ni que está asociado a la mayoría de los crímenes violentos, además de tener un efecto inhibidor en el desempeño sexual y, asimismo, que beber aumenta el riesgo de desarrollar enfermedades como cardiomiopatía, arritmia, infartos, hepatitis alcohólica, fibrosis, cirrosis y varios tipos de cáncer (de boca, esófago, garganta, hígado y seno).
Aproximadamente 88 mil estadounidenses mueren en E. U. por beber en exceso así que, aunque parezca que Frank Sinatra se ve como un verdadero capo saliendo del helicóptero con un whisky, hay que pensar en el daño que le hacemos a nuestro cuerpo...
