El 4 de julio de 1862, el matemático inglés Charles Dodgson iba a bordo de un pequeño bote con algunos amigos. Entre ellos había una pequeña niña llamada Alice Lidell. Para entretenerla mientras flotaban por el río, Dodgson contó una extraña historia que publicaría tres años después bajo el pseudónimo de Lewis Carroll. Alicia en el país de las maravillas nunca ha dejado de encender la imaginación de sus lectores, y ha tenido a los mejores lectores del mundo. En ocasiones, la alucinada historia ha sido interpretada por personas igual de alucinadas como Salvador Dalí, por ejemplo.
La siguiente es una selección (de una selección) de algunas de las ilustraciones más encantadoras, en todo el sentido de la palabra, que se han hecho de esta novela. Hay poco que decir sobre Alicia, pero a veces las imágenes logran lo que las palabras agotan.
Ralph Steadman (1973)
Más de 20 años antes de que ilustrara Animal Farm, de George Orwell, Steadman hizo estos dibujos en los que, con maestría, combinó el sinsentido, la irreverencia y lo sublime de Alicia en el país de las maravillas.
John Vernon Lord (2011)
Vernon Lord es uno de los ilustradores más aclamados de nuestros tiempos. Dibujó, por ejemplo, el Finnegans Wake de James Joyce. En su interpretación de Alicia a través del espejo, Lord invita al público a una riqueza de significados. Da, de alguna manera, otra posibilidad de lectura a esta novela, alejándose de la interpretación clásica que todos conocemos.
Yayoi Kusama (2012)
Uno de los aristas contemporáneos más celebrados en Japón, Kusama hizo una hermosa edición de Alicia en el país de las maravillas. Sus dibujos son algo que nunca hemos visto antes; pinta, más bien, las flores, hongos y objetos como personajes principales de la historia. Sus ilustraciones son vibrantes y a tono con Alicia; quizá, una gran forma de acercarse a la novela desde otra perspectiva.
Lisbeth Zwerger (1999)
Zwerger es bastante conocida por sus ilustraciones de El mago de Oz de Frank Baum y de El gigante egoísta de Oscar Wilde. Para Alicia en el país de las maravillas, Zwerger logra ilustrar las pesadillas más salvajes con un estilo suave que quizá le da al clavo al tono de la novela.