La FIFA y sus corporaciones aliadas fueron exentas de impuestos en el Mundial de futbol en Brasil
Por: Luis Alberto Hara - 07/16/2014
Por: Luis Alberto Hara - 07/16/2014
Si viste la Copa del Mundo, seguramente fuiste víctima del bombardeo publicitario de los socios comerciales de la FIFA. Pero esta es apenas la punta visible del iceberg. Los medios no se han cansado de repetir que la justa mundialista trae grandes beneficios económicos al país sede, lo cual no es sino una gran mentira.
Ni la FIFA ni la horda de corporaciones que la acompañan pagan impuestos; todas las ganancias que generan con el Mundial se las llevan íntegras. Según cifras del sistema de recaudación brasileño, se estima que estas grandes corporaciones fueron exentas de impuestos por unos 250 millones de dólares. En cambio, se estima que la FIFA generó más de 4.5 billones de dólares en Brasil 2014. Todo a costa de la gente.
La realidad es que la FIFA es un gran parásito paraestatal. No importa si para cubrirse las espaldas ha declarado que nunca demandó la exención de impuestos para los patrocinadores de la Copa, sino únicamente relajar un poco los procedimientos habituales para así facilitar la realización del evento.
Está muy claro que se extiende un vasto abismo entre la palabra y el hecho. Patrocinadores como Budweiser tuvieron total libertad en esas zonas de exclusión que son los estadios, donde la competencia no fue permitida. Con tal de quedar bien con sus socios, la FIFA incluso ayudó a revertir una ley que prohibía la venta de cerveza en los estadios brasileños.
Para ser una organización no-lucrativa, la FIFA es un gran negocio. Tanto, que renunciar a la exención de impuestos no le representaría pérdidas significativas. Su comisionado de finanzas asegura que han aumentado la cantidad de recursos que se asignan a proyectos sociales, pero esto no es más que una cortesía simbólica a cambio de llevarse todo el botín.
El Comité Olímpico Internacional ha demostrado que se pueden realizar justas deportivas de estas dimensiones y aun así pagar impuestos. En Londres 2012, activistas organizaron una campaña para presionar a las corporaciones que patrocinaban el evento a pagar impuestos, logrando que 14 de ellas renunciaran al estatus que las exentaba del pago de contribuciones.
Resolver el problema generado por la construcción de los estadios y la corrupción --el desastre causado por esta estampida de elefantes blancos-- le tomará a Brasil muchos años. Quizá reflejen al mundo una nueva imagen de prosperidad, pero en realidad lo único que el Mundial ha logrado es abrir más la, ya de por sí, enorme brecha entre ricos y pobres del gigante sudamericano.