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William Binney sabe mucho de inteligencia y tiene claro cuáles son los objetivos de la NSA: recolectar toda la información generada por la población para mantener un estricto control de todo lo que hace

The NSA and surveillance made simple

William Binney está alzando la voz contra el estado de vigilancia que la NSA intenta imponernos. Él fue uno de los principales analistas de inteligencia que actuó contra la Unión Soviética durante la Guerra Fría y tuvo cargos de alto nivel dentro de la agencia, pero renunció después del 11 de Septiembre, pues estaba en desacuerdo con las nuevas políticas de vigilancia de Washington.

El 5 de julio, en una conferencia organizada en Londres por el Centre for Investigative Journalism, Binney habló de la extensión de los programas de vigilancia operados por la NSA y ordenados por las administraciones de Bush y Obama. Los números que presentó son abrumadores. Al menos 80% de los cables de fibra óptica a nivel mundial pasan por Estados Unidos, y toda esta información es constantemente grabada y analizada por la NSA.  

Pronto, la NSA tendrá la capacidad de recolectar unos 966 exabytes de información, lo cual equivale al tráfico total de internet en un año. Cada vez generamos más información, y la gran mayoría de estos datos está al alcance de la NSA. Sólo para tener un poco de perspectiva, Eric Schmidt, ex Google, dijo una vez que todo el conocimiento generado por la humanidad, desde el principio de los tiempos hasta 2003, ocuparía solamente unos 5 exabytes.

Binney imagina un futuro en donde la capacidad de vigilancia del gobierno será ubicua y prácticamente ilimitada: “El objetivo último de la NSA es el control total de la población".

Sin embargo, Binney confía en que las aportaciones de personas como Edward Snowden y Julian Assange ayudarán a contener este estado de vigilancia, llevando esta información al debate público. Por ejemplo, las últimas filtraciones de Snowden publicadas por el Washington Post revelan que han sido grabadas conversaciones de estadounidenses promedio sin conexión alguna con grupos extremistas --como se había argumentado.

Uno de los principales problemas, señala Binney, es que poco a poco se va generando un marco legal cada vez más apropiado para el crecimiento de la vigilancia. En 2010, una corte (Fisa) permitió a la NSA espiar a 193 países, además del Banco Mundial, e incluso hay evidencia de que existió vigilancia contra los aliados que se supone eran intocables: Gran Bretaña, Canadá, Australia y Nueva Zelanda.

A pesar de su increíble poder, la NSA ha cometido graves errores, y Binney se burla de su incapacidad para anticipar la intervención rusa en Ucrania y el estado islámico que tomó control de Irak.

Pronto aumentará y se ira perfeccionando la vigilancia, pero también las filtraciones y las voces en contra. Lo importante ahora, como señala Binney, es estar atento a los traidores, que son "toda la gente que está cubriendo los crímenes de la NSA".