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Bicis, muertes y pendientes

Por: Maite Azuela - 07/07/2014

Es impresionante la capacidad de convocatoria y credibilidad que tienen los ciclistas organizados. Sus rodadas tienen una maravillosa logística y cuentan con un guía, bloqueos laterales y algo que me encanta, que ellos la llaman "la Barredora”, integrada por más de tres ciclistas que van en la parte de atrás del contingente; todo ésto para garantizar la buena convivencia y, sobre todo, la seguridad de la rodada

669x393Ser uno de los miles de ciclistas que circulan por esta ciudad requiere someterse a continuas situaciones de riesgo en las que la probabilidad de ser arrollado por un automóvil es alta pero, sobre todo, no tiene consecuencias claras sobre los conductores que pueden lastimar de gravedad o incluso quitarle la vida al ciclista.

Ariel Morales Robledo tenía 31 años y circulaba un domingo en Fray Servando Teresa de Mier y Circunvalación cuando fue arrollado por una patrulla de la policía capitalina y perdió la vida. De inmediato, la indignación viralizó las redes sociales y se gestó una presión mediática importante para cuestionar a las autoridades del Distrito Federal. Finalmente, la PGJDF determinó que la mujer policía que manejaba la patrulla no era culpable de la muerte de aquél hombre. Hoy, se encuentra en libertad. Después de este acontecimiento –y con la efervescencia de la indignación-- los grupos de ciclistas organizaron una mega-rodada bajo el nombre #QuieroConfiar, una movilización significativa para la ciudad y memorable para los ciclistas, en honor a aquellos que hoy ya no ruedan por nuestras calles. 

Trasladarse en una ciudad que tiene enormes distancias y no está planeada para que la vida pueda realizarse en conglomerados vecinales que no requieran ruedas es una necesidad de todos los capitalinos. Muy pocos realizan sus actividades cotidianas en circuitos cercanos a sus hogares. La bicicleta es, sin duda, un medio de transporte que le permite a miles de ciudadanos moverse de un punto a otro. El Instituto de Políticas para el Transporte y el Desarrollo (ITDP) informó que, tan sólo por la ciclovía de Reforma, el promedio diario de paso de ciclistas es de 1,723 al día, de acuerdo con los datos que arrojó el contador ciclista instalado en Reforma 222. Esa es sólo una vía; imaginemos la cantidad de ciclistas que ruedan por otras más.

El reforzamiento del programa “No circula” ha recibido fuertes críticas por la falta de políticas de movilidad que permitan a los automovilistas sustituir su auto por transporte público eficiente. El uso de las bicis podría ser una opción; sin embargo, las condiciones a las que se enfrenta una persona que circula en dos ruedas por el Distrito Federal son sumamente riesgosas. Basta señalar que, al día de hoy, no se respeta el reglamento de tránsito para garantizar la circulación segura de estos vehículos.

Recordemos que en 2013 diversas organizaciones ciclistas entregaron una petición al Secretario de Seguridad Pública, Jesús Rodríguez Almeida, con la intención de que la dependencia a su cargo cumpliera e hiciera cumplir el Reglamento de Tránsito Metropolitano, pero no recibieron una respuesta satisfactoria y no existe ningún indicio de que se pretenda hace valer esa ley. 

A pesar de ello, las rodadas tradicionales de los diferentes grupos de ciclistas continuaron. Es impresionante la capacidad de convocatoria y credibilidad que tienen los ciclistas organizados. Sus rodadas tienen una maravillosa logística y cuentan con un guía, bloqueos laterales y algo que me encanta, que ellos la llaman "la Barredora”, integrada por más de tres ciclistas que van en la parte de atrás del contingente; todo esto para garantizar la buena convivencia y, sobre todo, la seguridad de la rodada. Si te integras a un grupo ciclista, seguramente conocerás personas que cambiarán tu vida para bien.

Pero, si miramos a los grupos ciclistas con ojos de cambio social, nos damos cuenta de que algo falta para producir incidencia directa. A pesar de su increíble organización, tienen dificultades para modificar la política pública local de movilidad. Me di a la tarea de preguntar a mis conocidos ciclistas qué tanto se involucran los grupos en los que ellos acostumbran rodar en temas del ámbito público, y a muy pocos les interesa accionar presión en ese ámbito.

Sería recomendable que, partir de #QuieroConfiar, los grupos de ciclistas comenzarán a ocupar las calles ya no sólo para rodar, sino que aprovecharan su capacidad de movilización para dar seguimiento continuo a las solicitudes y denuncias que ya han lanzado a las autoridades, hacer uso de su derecho de petición en caso de no recibir respuestas y dialogar con legisladores para asegurarse de que la ciudad cuente con un marco jurídico en el que los ciclistas tengan garantías y sepan cuáles son sus obligaciones de tránsito para evitar accidentes como el de Ariel. 

Si aspiramos a tener una ciudad en la que cada vez más personas opten por la bicicleta y suelten el automóvil, será indispensable construir caminos institucionales que les permitan vivir rodando. 

 

Twitter de la autora: @maiteazuela