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¿Afecta o no el medio ambiente (si hace calor o frío, si adoptamos una posición u otra) en la percepción que nos hacemos del mundo y de las acciones de otras personas? Sigue leyendo para obtener la respuesta.

Phrenology1

Biological brains are first and foremost the control systems for biological bodies. Biological bodies move and act in rich real-world surroundings

Los cerebros biológicos son primero que nada el sistema de control para los cuerpos biológicos. Los cuerpos biológicos se mueven y actúan en mundos reales

-Andy Clark, 1998.

 

Tradicionalmente, las teorías dominantes sobre la filosofía de la mente y la ciencia cognitiva han considerado marginalmente el papel del cuerpo y el medio ambiente para el entendimiento de la naturaleza de la cognición. En las últimas décadas, varios autores han considerado esto un serio error, ya que dichas nociones no se alejan de una concepción dualista: mente y cuerpo. La teoría de la cognición corporizada (embodied cognition) propone que los procesos cognitivos se desarrollan como un sistema entrelazado entre el medio ambiente y el organismo, tomando en cuenta tanto su cuerpo como su mente.

            Las raíces de esta teoría se remontan a los trabajos de Heidegger, Piaget, Vygotsky y Merleau-Ponty. Se puede pensar que la tesis corporizada es una postura alternativa a la corriente cognitiva clásica, donde se conceptualizan las funciones cognitivas mediante la metáfora de la computadora. Esta postura se centra principalmente en la codificación de  representaciones simbólicas que permiten al organismo encontrar soluciones por medio de operaciones computacionales, enfocándose de facto sólo a los procesos cognitivos internos del organismo. Por el contrario, la teoría corporizada de la cognición busca un análisis relacional dinámico entre el organismo, las acciones que ejecuta y el medio ambiente con el que interactúa.

            Esta crítica al planteamiento clásico cognoscitivista puede verse ejemplificada en los inicios de la inteligencia artificial. En ese tiempo se proponía que el reto principal era desarrollar algoritmos que simularan las operaciones computacionales de la mente, como si fuera una máquina de Turing. Rápidamente se dieron cuenta de que esta aproximación era muy ineficiente, y que no podía siquiera acercarse a los niveles de competencia humana incluso para tareas simples. Autores como Rodney Brooks argumentaron que las aproximaciones simbólicas en robótica fallaban al no considerar la importancia de habilidades sensoriomotoras para la inteligencia en general. Así, el filósofo Andy Clark propuso que una auténtica inteligencia artificial sólo podría alcanzarse con máquinas que tuvieran habilidades sensoriales y motoras que les permitieran interactuar con el mundo.

            De la misma forma, la teoría de la cognición corporizada busca separarse de la noción de una mente abstracta, centralizada y distinta de nuestros procesos sensoriales y motores. Esther Thelen nos dice que la cognición emerge de la continua interacción corporal con el mundo. La cognición depende del tipo de experiencias que devienen de tener un tipo de cuerpo con ciertas capacidades sensoriales y motoras para formar una matriz situada o incrustada en el medio ambiente dentro de la cual el razonamiento, la memoria, la emoción, el lenguaje y otros aspectos de la vida mental se auto-organizan.

De esta proposición se desprende que el cuerpo del organismo (por ejemplo, si tiene pies, aletas, ojos, cola, etc.) influiría en las experiencias sensoriales y motoras posibles; y además, éstas determinarían el tipo de interacciones dirigidas al mundo, construyendo así la base para la formación de categorías y conceptos. Esta teoría también propone que utilizamos el medio ambiente para aminorar la carga de procesamiento cognitivo, es decir; que la actividad cognitiva está distribuida entre el agente u organismo y el ambiente físico, social y cultural. A este concepto se le conoce como cognición extendida.

            Algunos ejemplos de simulaciones sensorioles y motoras mentales a partir de situaciones externas son la imaginería, que se evoca al recordar algún episodio de vida. Estudios de comportamiento sugieren que estas imágenes mentales involucran representaciones análogas que funcionalmente conservan las propiedades del mundo exterior. De igual manera, estudios con resonancia magnética demuestran que la percepción visual y la imaginería visual comparten un sustrato neuronal común. Este tipo de anclajes sensoriomotores también aplican para la memoria de trabajo, la episódica e implícita y al razonamiento para la solución de problemas con modelos espaciales (para una discusión más completa).

            Una de las aplicaciones más sofisticadas de esta teoría se da dentro del análisis de las metáforas. George Lakoff apunta que las metáforas están asentadas en la experiencia corpórea y que funcionan como mapas conceptuales que relacionan diferentes modalidades de información, es decir; las metáforas van más allá del mero lenguaje y el recurso literario, porque son conceptuales por naturaleza y funcionan como analogías que van de dimensiones más abstractas a las más concretas. Por ejemplo, una metáfora común para el amor es definirlo como un viaje, esta metáfora involucra el mapeo de una dimensión (amor) a otra (viaje), donde la dimensión abstracta es complementada por la experiencia física de un cuerpo que se mueve a través del mundo para alcanzar propósitos y metas. En otras instancias se describe al amor como una fuerza física –calor, electricidad, chispa–, en contraste con el concepto de desamor se asocia más con la frialdad, la distancia y los obstáculos, situaciones que en cierta forma impiden el movimiento físico. 

           Otros experimentos muestran que las manipulaciones al cuerpo físico pueden influir en los pensamientos y juicios de la personas. En un experimento clásico Fritz Strack dio a los participantes un lápiz para sostenerlo con la boca mientras juzgaban qué tan graciosas eran unas caricaturas. En un grupo, los participantes sostenían el lápiz con los dientes sin tocarlo con los labios, lo que los orillaba a realizar una sonrisa forzada (grupo sonrisa) y en el otro grupo, los participantes sostenían el lápiz sólo con los labios (grupo no sonrisa). Los resultados muestran que los participantes que mantenían una sonrisa forzada calificaban las caricaturas como más graciosas, en contraparte con el grupo control que no se les forzaba a sonreír.

            Por otro lado, John Bargh realizó un experimento utilizando estímulos físicos como primados para afectar inconscientemente la opinión de las personas. En este experimento, los participantes sostuvieron bebidas frías o calientes con sus manos mientras entraban en contacto con un extraño. Después de esta experiencia se les preguntaba qué tan confiable les parecía esta persona. Quienes sostuvieron la bebida caliente tendieron a juzgar al extraño como más confiable que los que sostuvieron las bebidas frías. La interpretación es que la temperatura caliente se asocia con conceptos de calidez y confort, que están íntimamente relacionados con el sentimiento de confiabilidad.

           En conclusión, la teoría de la cognición corporizada propone que nuestro cuerpo determinaría el tipo de patrones o acciones que podemos ejecutar, al tiempo que el tipo de patrones o acciones que ejecutamos moldearía nuestras funciones cognitivas. La idea medular es: el organismo activamente construye sus representaciones sensoriales y motoras basadas en las características del medio ambiente. Bajo esta teoría se propone una agenda científica que ponga al centro el acoplamiento estructural entre el cerebro, el cuerpo, y el mundo exterior.

 Twitter de la autora: @hjolko