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¿Es la música un lenguaje? La improvisación como forma de conversación

Por: Luis Alberto Hara - 03/22/2014

Ejecutar música junto a otros activa las mismas áreas del cerebro que una conversación en voz alta. Sin embargo, la música no es lenguaje del mismo tipo que el verbal --pero sí comunicación.

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Cuando vemos a un grupo musical en vivo podemos decir que tienen química o que carecen de ella. Sobre todo al tratarse de improvisaciones, como en el jazz y el blues, la música parece ser una forma de conversación, esto es, de transmisión de sentido. ¿Pero podríamos deducir de esto que la música es un lenguaje, del mismo modo en que decimos que la comunicación verbal lo es?

Un equipo de investigadores de la Universidad John Hopkins estudió la base neuronal del intercambio musical al observar la actividad cerebral de 11 músicos de jazz. Sus descubrimientos permiten aseverar que la música se comporta como un lenguaje estructuralmente, pero no semánticamente.

Once pianistas improvisaron piezas musicales junto a otros músicos (en condiciones lamentables, francamente) con un pequeño teclado mientras permanecían hasta por 10 minutos al interior de un escáner de MRI. Se trataba de jammear, de construir una pequeña y efímera estructura sonora mientras los neurólogos hurgaban en sus cabezas.

Durante las improvisaciones, las áreas sintácticas del cerebro —las que interpretan, por ejemplo, la estructura de una oración verbal— estuvieron sumamente activas, como si los pianistas estuvieran conversando en voz alta. Sin embargo, las áreas semánticas del cerebro —las que procesan el significado del lenguaje— estuvieron apagadas.

De esto dedujeron que los cerebros no discriminan o diferencian estructuralmente entre música y lenguaje, lo que implica, a su vez, que nuestro cerebro parece entender todas las formas de comunicación de la misma manera, al menos en cuanto a su procesamiento. Por otra parte, el estudio indica que nuestro cerebro deriva el significado del mensaje basándose en el medio en que dicho mensaje es codificado. 

Charles Limb, responsable del estudio, afirmó que "el significado en la música es específicamente contextual e impreciso, por lo que difiere completamente del lenguaje natural". Pero aunque la música no sea como tal un lenguaje, ciertamente la utilizamos para comunicar emociones de otra forma imposibles de comunicar: bailamos o lloramos, cantamos o analizamos, en fin, nos identificamos con ella, y hasta cierto punto, la música es nosotros.