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Trevor Cox ha decidido dedicarse a rastrear las maravillas acústicas del mundo, desde sonidos derivados de fenómenos naturales, hasta llamados de animales y ecos de increíbles construcciones humanas.

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Estamos educados para ser selectivos con las sensaciones que se presentan a nuestros sentidos, tendemos a poner atención a lo que nos es más urgente, atravesamos el escándalo cotidiano de las ciudades sin darnos cuenta del detalle de los paisajes sonoros que nos rodean. Los sonidos también dibujan espacios, despiertan recuerdos, traen sensaciones al cuerpo, de formas que nos parecen a veces increíbles, como disociadas de lo que tenemos a la vista, dándonos una sensación de profunda extrañeza y asombro al revelar nichos ocultos de la realidad que nos eran desconocidos.

El ingeniero acústico Trevor Cox se inspiró para embarcarse en la gran misión de su vida cuando descendió al fondo de una alcantarilla.

Como experto que diseña tratamientos para optimizar la acústica de salas de conciertos y salones para conferencias, Cox participaba en una entrevista televisiva sobre la acústica del drenaje cuando tuvo una revelación. "Escuché algo interesante allá abajo, un sonido moviéndose en espiral alrededor de la alcantarilla", señala. "Me tomó por sorpresa, y me dejó pensando: ¿qué otros sonidos extraordinarios existen allá afuera?"

Eventualmente, Cox se fue embarcando en la que sería la misión de su vida: encontrar las maravillas sonoras del mundo. Creó un sitio web e inició su búsqueda, viajando a antiguos mausoleos con extraña acústica, icebergs que crujen naturalmente y un órgano hecho a la medida llamado Stalacpipe que aprovecha las reverberaciones de las estalactitas de una cueva de Virginia. Su nuevo libro, The Sound Book, cataloga sus viajes a estos lugares.

Algunos de sus destinos acústicos son bastante obvios. Un ejemplo bien conocido es la galería de los susurros de la Catedral de San Pablo, llamada así porque un hablante parado contra el muro de la galería puede susurrar y ser oído por alguien parado en el lado opuesto. Esto ocurre porque las paredes son perfectamente cilíndricas y las ondas de sonido dirigidas en el ángulo correcto pueden rebotar de un lado a otro sin perder mucho volumen.

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Pero hay muchas otras galerías de susurros que producen efectos aún más increíbles y son mucho menos conocidas. Un ejemplo es una estación de espionaje de la época de la Guerra Fría que se encuentra en Berlín y era utilizada por espías estadounidenses y británicos para escuchar las comunicaciones de radio de la Alemania Oriental. Como el cuarto es bastante esférico, el efecto de galería de susurros es magnificado aún más. En cambio, hacer ruido en el centro del cuarto lleva a una extraña distorsión, mientras las ondas de sonido rebotan en las paredes y regresan juntas mezclándose cacofónicamente. "Puedes lograr toda clase de extraños efectos", señala Cox. "Me arrodillé para abrir el cierre de mi mochila y sonó como si estuviera corriendo el cierre por encima de mi cabeza"

article-2540379-1AB5A51F00000578-747_306x465Uno de los sitios más impresionantes que Cox visitó es un tanque de combustible abandonado en Inchindown, en las Tierras Altas de Escocia, enterrado en lo profundo de una colina durante los cuarenta para protegerlo de los bombardeos alemanes. "Este es un vasto espacio, del tamaño de una pequeña catedral, y dentro no hay ninguna luz aparte de la de tu linterna”, dice Cox. "No te das cuenta de lo grande que es hasta que haces algún ruido, y entonces el eco sigue y sigue”.

La extrema longitud del eco hizo pensar a Cox que podría superar al del Hamilton Mausoleum, también en Escocia, el cual mantenía el récord mundial del eco más largo. Como prueba, disparó una salva y midió el tiempo de la reverberación, la cual logró llegar a los 75 segundos, confirmando así el nuevo récord. 

Muchas de las maravillas sonoras de Cox son el resultado de fenómenos naturales. Visitó muchas áreas en que las dunas de arena naturalmente zumban, incluyendo las Dunas Kelso en el desierto de Mojave, uno de los 40 sitios con dunas cantantes en el mundo.

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En ciertas condiciones, pequeñas avalanchas de arena cayendo por estas colinas pueden producir extraños y profundos sonidos. Aún no se entiende del todo por qué se producen, pero que se produzcan depende del tamaño de los granos y su forma, así como del nivel de humedad de la arena que cae.

Cox viajó al Mojave durante el verano, cuando está en su punto más seco, incrementando la probabilidad de escuchar los cantos de las dunas. Su primera noche no escuchó nada, pero la siguiente mañana él y sus amigos fueron capaces de generar sonidos empujando arena colina abajo.

bearded_sealCox ha viajado a donde sea para escuchar algunos de los sonidos más extraños emitidos por animales. Entre los más inusuales que encontró están los llamados de apareamiento de las focas barbadas de Alaska, que suenan como los ruidos de alienígenas de películas de ciencia ficción de los cincuentas.

"Las focas barbadas producen vocalizaciones increíblemente complejas, con los largos y secos glissandos que trinan y descienden espiralmente de frecuencia", escribe Cox. Como los llamados buscan atraer la atención de las hembras, los científicos creen que presiones evolutivas hacen que los machos hagan ruidos cada vez más y más extravagantes, dando como resultado sonidos extraordinariamente extraños, como los siguientes, grabados utilizando un micrófono submarino en Point Barrow, Alaska. 

"Mientras escribí este libro, me volví más y más consciente de los sonidos interesantes que acontecen cada día", dice Cox, "y ahora me encuentro escuchando más y más mientras paseo. En este momento la primavera va llegando, y escucho cómo los animales vienen a la vida. Incluso entre el rumor del tráfico, escucho las canciones de los pájaros que regresan después de un largo invierno".

[Smithsonian]