En lo que podría ser una histórica investigación, el Hospital Presbiteriano de Pittsburgh se prepara para estudiar la animación suspendida. Un grupo piloto será colocado en un estado entre la vida y la muerte, ralentizando las funciones vitales, para que los doctores tengan tiempo extra para trabajar sobre lesiones letales.
A los siguientes diez pacientes que tengan los requisitos —heridas letales como pueden ser disparos de bala— se les realizarán los procedimientos. Se cree que esto podrá empezar el siguiente mes, ya que en promedio se tiene un paciente de este tipo cada mes.
Para realizar el procedimiento se les bombea una solución salina a los pacientes, la cual reemplaza su sangre; se enfría dramáticamente su cuerpo llegando en 15 minutos a 10 grados Celsius. Aunque el paciente no respira y no circula sangre, sus células pueden sobrevivir horas así. Contando con este tiempo para operar, los doctores luego bombean nueva sangre al cuerpo: si el corazón no reinicia entonces se intenta un procedimiento de resucitación.
La animación suspendida es utilizada en la naturaleza. Las semillas de las plantas y las esporas bacteriales pueden mantenerse vivas en un tipo de stasis por hasta 250 años. Los óvulos en los ovarios humanos existen por hasta 50 años en animación suspendida. Y la literatura médica recoge el caso de un esquiador que quedó atrapado en una cascada de hielo, fue considerado muerto y luego revivió. No hay duda que la animación suspendida —una vez que se domine la técnica—podrá ser revolucionaria.