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El nuevo libro de la doctora Sue Johnson reúne decenas de estudios neurológicos que explican qué tanto nos determina el amor que hemos recibido a lo largo de nuestra vida.

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Más allá de que éste sea otro cúmulo de experimentos con humanos y ratas sobre por qué algo es bueno o malo para nosotros, esta lista refuerza –científicamente– el papel que juega el cariño en las personas que somos ahora. También enfatiza la importancia de cuidar y demostrar amor por los otros; pues la salud general del humano depende, más de lo que imaginamos, de la cantidad de cariño que ha recibido a lo largo de su vida.

El amor, o más bien, la palabra “amor” se ha embarrado de todo tipo de cosas que no tienen nada que ver con su alcance primordial. Las tarjetas Hallmark, las comedias románticas, las canciones pop y los sitios para encontrar pareja se han encargado de monetizar el sentimiento y vaciarlo de significado, al punto de que hemos olvidado esencialmente de lo que se trata. En su nuevo libro Love Sense: The Revolutionary New Science of Romantic Relationships, la Doctora Sue Johnson comparte una serie de estudios que revelan los efectos benéficos del amor. Vale la pena revisarlos por el simple hecho de recordar qué tanto nos ha moldeado.

 

1. El amor reduce nuestra percepción física del dolor y la amenaza

En un experimento sin precedentes, el Dr. Jim Coan de la Universidad de Virginia juntó a un grupo de mujeres felizmente casadas y las puso bajo la observación de un escáner de resonancia magnética. Una vez en las máquinas, se les mostraron imágenes del signo “x” y pequeños círculos. Se les dijo que cuando vieran alguna x había un 20% de posibilidad de que recibieran un choque eléctrico en el tobillo. Después de recibir el choque, debían describir cuánto les dolió.

En distintas ocasiones, las mujeres enfrentaron las amenazas solas, con un extraño tomando su mano o con sus esposos tomando su mano.

Cuando estuvieron solas y vieron una x, aparecieron señales de alarma en sus cerebros. Calificaron los choques subsecuentes como dolorosos. Pero luego el estudio dio un giro interesante. La presencia de extraños disminuyó su alarma y dolor, y cuando sus esposos estuvieron a su lado, sus cerebros apenas respondieron a la amenaza de las x, y calificaron las descargas eléctricas solamente como “incómodas”.

Para este punto, podemos recordar las últimas palabras de William Burroughs:

No hay nada. No hay sabiduría final ni experiencia reveladora; ninguna jodida cosa. No hay Santo Grial. No hay Satori definitivo ni solución final. Sólo conflicto. La única cosa que puede resolver este conflicto es el amor. Amor puro. Lo que yo siento ahora y sentí siempre por mis gatos. ¿Amor? ¿Qué es eso? El calmante más natural para el dolor que existe. Amor.

 

2. El contacto cariñoso en los primeros años de vida beneficia nuestro desarrollo emocional

En la psicología evolutiva, la frase no es “la supervivencia del más fuerte”, sino “la supervivencia del más cuidado”.

El psicólogo Michael Meaney de la Universidad McGill realizó un estudio mostrando que las ratas que fueron intensamente cuidadas, es decir, que fueron muy lamidas y apapachadas de bebés, cuando crecieron pudieron lidiar con el peligro y el miedo más adaptadamente que sus contrapartes menos queridas.

Aquellas ratas muy atendidas permanecieron en calma incluso cuando los científicos las echaron a baldes de agua. Esas ratas también registraron menores niveles de estrés que las otras.

 

3. El amor protege nuestro sistema inmunológico  

Los resultados de un estudio llevado a cabo por la psiquiatra Janica Kiecolt-Glasser mostró que mujeres recién divorciadas tenían un sistema inmune más debilitado que mujeres en una relación feliz de pareja. Incluso llegó a afirmar que, en la salud general, una relación amorosa es más importante que el ejercicio o la dieta.

 

4. El amor no sólo es fuente de gran sexo, también de pasión duradera

De acuerdo al estereotipo, el sexo entre parejas de mucho tiempo se vuelve aburrido con la rutina. Pero ello no es necesariamente la realidad. Entre más conectemos emocionalmente, apunta la doctora Johnson, más conectaremos sexualmente.

En su encuesta de investigación, el sociólogo Edward Laumann encontró que los amantes duraderos que están contentos tienen más sexo y lo disfrutan más que los solteros. Esto empata con los estudios de la psicóloga Deborah Davis de la Universidad de Nevada, en el cual los amantes con vínculos de amor estables estuvieron más dispuestos a experimentar sexualmente y reportaron disfrutar más del sexo que aquellos cuyos vínculos eran menos sólidos.

 

5. El amor puede ayudarte a lidiar con emociones dolorosas

La Dra. Johnson identifica tres distintos tipos de vínculo: seguro, ansioso y evasivo.

Aquellos que forman vínculos seguros, apunta, “tienen un sentimiento en los huesos de que su pareja está ahí para ellos. La seguridad es el nivel profundo de la confianza y de la certidumbre de que le importas a alguien más y que responderán a tu llamada”.

Las personas que están vinculadas ansiosamente, al contrario, se preocupan de que no le importan suficientemente al otro, y por lo tanto buscan reafirmaciones constantes. Las personas que forman vínculos evasivos se sienten incómodos de depender de otros y se resisten a abrirse a sus parejas.

Un estudio de escaneo cerebral conducido por Omri Gillath en la Universidad de Kansas encontró que las mujeres que estaban en relaciones seguras estaban mejor equipadas para procesar emociones difíciles, como dolor y pérdida, que aquellas que tenían otro estilo de vínculos como la ansiedad y la evasión.

Cuando se les confrontó con escenarios emocionalmente perturbadores, las personas con vínculos seguros mostraron menos actividad en la región del cerebro que procesa la tristeza [el polo anterior temporal].