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Apilados en literas, en estrictos regímenes militares miles de adolescentes en China se recuperan del fantasma de la adicción a Internet

Desde que en 2008 China diagnosticara el problema de la adicción a Intenet y  lo considerara  "una de las condiciones más riesgosas para la vida de los adolescentes" han surgido unas 400 clínicas para tratar a una población que, se cree, llega a los 10 millones de adictos. Esta peculiar enfermedad, síntoma de la modernidad (si los hay) es tratada en campamentos de estilo militar en la que las personas reciben terapia en grupo e individual, entrenamiento militar y por supuesto se les impide conectarse a Internet (a los campamentos también se les apoda, desde fuera, "gulags de gamers").

El New York Times ha filmado un documental al respecto llamado Web Junkies, en el cual estudia este extraño fenómeno. Vemos las narraciones de los chicos que al conocer los juegos en línea dentro de un café internet entraron en una especie de frenesí toxicológico (como si hubieran caído a un fumadero de opio) y pueden pasar días enteros sin regresar a casa, enganchados ante la luz electrónica. Según las autoridades, pasar más de 6 horas seguidas jugando ya es un síntoma de una incipiente adicción, la cual hace que algunos adolescentes lleguen a usar pañales para no ver su desempeño afectado.


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Resulta controversial que muchos de estos chicos sean confinados a estos institutos que tienen algo de prisiones, cuando lo mismo que preocupa a las autoridades lo padecen en estos campamentos. Dice una especie de gurú de estos campamentos sobre los chicos: "Saben todo del Internet, pero nada de los seres humanos". Uno de los chicos internados, justamente señala que lo que lo hace sufrir no es el no poder conectarse a Intenet, sino la soledad de estar internado. El tema es complejo: muchos de estos chicos señalan que no son adictos, sino que simplemente le gusta jugar. Por otro lado tenemos el caso de una madre que dice que su hijo después de conocer los juegos en línea "se convirtió en otra persona", víctima del trastorno de la heroína electrónica, la nueva presentación del diablo.

Tal vez estas adicciones sean más un reflejo de los problemas familiares en China que de los efectos de la tecnología, aunque evidentemente los nuevos medios tienen también cierto potencial enajenante.