*

El proyecto The Miniature Earth imagina cómo sería nuestro mundo si se trata de una pequeña población de 100 personas: el resultado es esta serie de ingeniosos esquemas que dan cuenta de la realidad en que vivimos —a veces esperanzadora, en otras notablemente desigual.

Se dice que uno de los grandes cambios epistémicos ocurridos durante el Renacimiento fue el inesperado enfrentamiento de la conciencia europea con un vasto territorio desconocido e inexplorado. Con el “descubrimiento” de América, el mundo de nuevo era amplio, casi inabarcable, abierto a las múltiples posibilidades.

Después, sin embargo, la revolución en telecomunicaciones del siglo XX volvió a empequeñecerlo. Ahora el mundo está “a un clic de distancia” —o al menos esa es la consigna. Tomamos nuestra computadora y aun nuestro teléfono y, con tan sólo un par de movimientos, podemos leer un periódico londinense y ver una película coreana, hablar con alguien en Francia o en Buenos Aires y enterarnos de la exposición que atrae multitudes en tal o cual museo o galería de Nueva York o Tokio.

¿Pero qué tan profundo es esto? ¿No se trata, en cierto modo, solo de un achicamiento superficial? ¿Cuánto sabemos realmente del mundo que habitamos y compartimos con otras 7 mil millones de personas como para decir que, efectivamente, éste es más asequible que antaño?

Estos esquemas resumen de manera suscinta y gráficamente agradable e ingeniosa algunos de los elementos más básicos de esta realidad, las condiciones en que vive la población mundial partiendo de la premisa de que ésta puede reducirse a tan sólo 100 personas.

De este modo, el proyecto The Miniature Earth da cuenta de un presente que, aunque en algunos casos es alentador (por ejemplo en el número de personas que saben leer y escribir), en otros todavía es desigual, notoriamente en situaciones que, son imprescindibles para nuestra época, como el acceso a la comida o a la tecnología.

Por otro lado, un par de estos diagramas también ofrecen materia para la reflexión: ¿por qué si en esa pequeña aldea de un centenar de personas tan sólo 30 personas tienen la piel blanca, ésta es la que domina el ideal de belleza? En el mismo sentido, ¿por qué si tan sólo 9 de 100 personas habla inglés, este idioma se ha convertido en la lingua franca que el resto está obligado a aprender para poder comunicarse o tener acceso a zonas de la comunicación como el Internet?

En suma, se trata de un ejercicio estimulante que, entre otras cosas, nos hace ver que el mundo no es tan pequeño ni tan simple como a veces podemos creer.