Te Enseño a Andar en Bici: la mujer que enseña a otras a pedalear la Ciudad de México
Por: ps mexico - 11/29/2013
Por: ps mexico - 11/29/2013
Tal vez damos por hecho que uno de los principales retos para que las ciudades del mundo puedan recorrerse en bici son los provenientes de una planeación urbana pensada exclusivamente para el uso del coche, o bien, de una carencia de cultura de movilidad integral que permite que los ciclistas reciban malos tratos y peligros de parte de los automovilistas. Pero hay una realidad que la mexicana Laura Bustos Endoqui encontró y es que hay muchas personas, por lo menos en nuestro país, que no saben andar en bici, y muchas de ellas son mujeres, pues recordemos que, culturalmente, el uso de ésta era visto mayormente como un hábito masculino.
Ante esta situación, en sus días libres, esta economista comenzó a enseñar a mujeres que quisieran hacer de la bici su medio de transporte, lo anterior, motivada por la sensación de libertad y autonomía que le da recorrer distancias en su bicicleta; su labor se ha enfocado en hacer que más personas puedan disfrutar de estas mismas sensaciones, que afortunadamente enriquecen la experiencia cotidiana, y que, además, permiten que el flujo de la ciudad sea más dinámico y disminuyan los niveles de contaminantes.
Hoy, Laura participa en Insolentes, un grupo de mujeres que enseña a otras a usar la bici e incluso a hacerlo en vestido y tacones, pues, aunque sea ridículo, todavía hay empleos que demandan que la ropa que se use sea estrictamente formal. No obstante, siendo esto una realidad, estas mujeres sacan provecho de la situación y encuentran un enfoque simpático; se puede y además, dicen: “Nos acompañan un par de buenas piernas y la coquetería; así, nos ves y volteas”.
Probablemente entre las aportaciones más importantes de Bustos Endoqui en sus dos proyectos, Te Enseño a Andar en Bici: Muévase usted misma. e Insolentes, es su trazo de rutas; ella y otras mujeres, están creando vías inteligentes para recorrer la ciudad, acortar los tiempos y mejorar los recorridos, ubicando centros estudiantiles y zonas residenciales por ejemplo, o creando estrategias de movilidad factibles, que animen a más personas a que usen la bicicleta, sobre todo aquellas que tienen miedo a la peligrosidad de la ciudad y sus automovilistas. A fin de cuentas nadie dijo que las grandes ciudades no fueran una selva, pero incluso éstas pueden ser explotadas en el mejor sentido de la palabra, mientras, a la par, se crea una cultura de respeto al peatón y al ciclista.