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Un nuevo estudio rastrea las consecuencias sociales y económicas del comportamiento de una persona durante la preparatoria.

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El autor Kurt Vonnegut alguna vez dijo que “de pronto te das cuenta que la vida no es más que la preparatoria” y al parecer este comentario tiene algo de verdad. Científicos de Wisconsin se dedicaron a medir qué tanto el estatus social y las experiencias de la preparatoria afectan la manera en que nuestra vida se desdobla en la adultez.

“Todos nos hemos preguntado si la preparatoria determina la persona en que nos convertimos cuando somos mayores, y ahora tenemos datos empíricos que prueban esa noción”, apunta Pamela Herd, profesora asociada de sociología en la Universidad de Wisconsin-Madison.

Por más de cincuenta años, el estudio ha seguido de cerca a más de 10 mil miembros de la clase de 1957, desde que se graduaron hasta que establecieron sus carreras, criaron familias y comenzaron sus vidas como abuelos retirados. Encontraron que muchos de sus logros adultos pueden ser rastreados, al menos en parte, desde sus experiencias en la preparatoria.

El hecho de que los estudiantes hayan sido “populares”, “nerds”, “geeks” o “atletas” tiene mucho que ver con cómo se desenvuelven en el mundo adulto. Según el estudio, los populares, que casi siempre son buenos en algún deporte, gozan de mejor salud y ganan más dinero; los incomprendidos o corridos tienen más probabilidad de caer en una depresión y estar desempleados; los que bebían y fumaban marihuana en el recreo es casi seguro que sigan haciéndolo, a veces en exceso.

Sin embargo hacen hincapié en que la “popularidad” adolescente no es enteramente positiva. Pertenecer al grupo “cool” está asociado con niveles más altos de embriaguez, uso de drogas, actividad sexual irresponsable y delincuencia durante la adolescencia. Y esta conexión entre el estatus social y el comportamiento riesgoso podría ser duradero, apuntan. “Además, las personas populares no son muy queridas por el resto de la gente”, continúan. “Los estudiantes percibidos como populares son admirados y envidiados por sus iguales, pero también son tomados como arrogantes y engreídos. Son los que comienzan chismes, se burlan de los otros, fomentan el “bullying” con los menos populares. Así, aunque quizá ganen más dinero, no son personas gratas para el mundo que los rodea.

El estudio también alude al bien sabido dicho que reza que la dedicación es más importante que el talento. Los alumnos que estudiaban mucho, a diferencia de los que eran muy inteligentes, terminan con mejores trabajos y mejores logros personales que los demás, debido a que muchas veces la inteligencia viene acompañada de pereza y demasiada confianza en los resultados. Así, la inteligencia y la popularidad no te llevan muy lejos en la vida, al menos que hagas buen uso de ellos y los combines con algún valor importante y creativo.