La ex-primera ministra inglesa y símbolo no sólo del conservadurismo inglés sino mundial, Margaret Thatcher, murió el día de hoy de un infarto a la edad de 87 años.
La conocida "dama de hierro", más tarde nombrada Baronesa, fue la primera mujer en convertirse en Primer Ministr del Reino Unido y gobernó de 1979 a 1990, el periodo más largo en la historia moderna inglesa. Después de Winston Churchill, ha sido la dirigente más reconocida en lo que los ingleses han dado por llamar “tiempos de paz”.
El conservadurismo del Thatcher modificó el panorama político de la Gran Bretaña al desregularizar la economía, privatizar cientos de empresas del Estado y enfrentar, con terrible dureza, a los poderosos sindicatos ingleses. Es de todos conocido el enfrentamiento del gobierno de Thatcher frente al sindicato minero inglés y la violenta huelga minera entre 1984-1985.
La victoria de Thatcher frente a los sindicatos y el laborismo inglés permitió consolidad una política fiscal conservadora, reducir el papel del Estado en la economía y dejar que “la mano invisible” de los mercados definieran el desarrollo económico. A pesar de los costos sociales que significó la liberalización económica para la Gran Bretaña, el crecimiento económico tuvo un importante incremento y la inflación, una epidemia que había enfermado a la economía inglesa, fue controlada por la política económica de la dama de hierro.
La férrea política conservadora se tradujo también en una dura política exterior, los mejores ejemplos son el continuo enfrentamiento con la ahora desparecida URSS y, en el caso más patético de imperialismo británico, la guerra de la Malvinas en 1982, así como dejar a su suerte a Bobby Sands, miembro del ERI, quien falleció de una huelga de hambre en una prisión inglesa en 1981.
Junto con sus dos mejores aliados, Ronald Reagan, en los Estados Unidos, y el Papa Juan Pablo II, construyó una triada que enfrentó a la URSS y los gobiernos al otro lado del muro de Berlín. Se le considera como una promotora del fin del comunismo en el mundo.
Para bien o para mal, Margaret Thatcher reinventó la economía no sólo inglesa sino mundial.