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Cuando Dmitry Itskov decidió invertir en algo, no pensó en petroleo, ni en oro, ni en minas de algún preciado mineral, lo hizo en la vida eterna. Su solvencia económica le permitió auspiciar Avatar, un proyecto científico de gran nivel.

En un obsesivo afán por controlar su entorno, el hombre a recurrido a su mejor aliado: el dinero. Para Dmitry Itskov, un empresario ruso, prolongar la existencia (y por lo tanto la agonía) se volvió una prioridad para él y, posiblemente, para otros multimillonarios también lo será.

Se trata de Avatar, un proyecto que concentra a 30 prestigiados científicos con el objetivo de que trasplanten un cerebro humano a un robot.

Según Itskov, esto se logrará en 10 años. En una carta dirigida a otros multimillonarios, el empresario comentó lo siguiente: “Usted tiene la capacidad para financiar la extensión de su vida hasta la inmortalidad. La civilización ha llegado a materializar tecnologías impensables. No es una fantasía ni ciencia ficción”.

El proyecto abrirá su oficina en San Francisco este verano, y tendrá como objetivo que los científicos más brillantes del globo se reúnan con un mismo fin: la inmortalidad humana.

“El siguiente esfuerzo para la ciencia será crear un nuevo cuerpo humano”, dijo Dmitry en la Conferencia Global Future 2045.  

“Será una perfecta interfaz mente-cuerpo que permita controlar todos los movimientos, además, los científicos desarrollarán un sistema que permita vivir al cerebro fuera del cuerpo”, sentenció el millonario ruso.

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