¿El Pentágono se está preparando para una invasión alienígena?
Por: Juan Pablo Carrillo Hernández - 06/07/2012
Por: Juan Pablo Carrillo Hernández - 06/07/2012
En la historia de la humanidad ha sido común que la guerra sea uno de los principales impulsores de tecnología, un factor que propicia el desarrollo de dispositivos, medios y otros artificios afines que, después, en etapas que podríamos llamar pacíficas, se insertan en la vida común para facilitar tareas cotidianas.
Recientemente esta tendencia ha adquirido, sin embargo, un matiz particularmente interesante al interior del Pentágono, cuya conocida Agencia de Proyectos de investigación en Defensa Avanzada, la DARPA, prepara armas e instrumentos bélicos que sobrepasan casi cualquier imaginación y nos hacen preguntarnos si el gobierno estadounidense, emulando la cuantiosa producción fílmica que hay al respecto, se está preparando para resistir una posible invasión alienígena. Aquí unos ejemplos.
Con una velocidad récord de 20 Mach (algo como 21 mil km/h), el Falcon HTV-2 está diseñado como un vehículo de datos que recoge información con sus numerosos sensores. Por ahora el prototipo todavía es muy inestable, pues en el ensayo más reciente, en agosto pasado, los militares que lo probaban perdieron el contacto con la aeronave luego de 36 minutos de vuelo (tiempo suficiente para realizar 3 veces el trayecto de Los Ángeles a Nueva York).
Con este dispositivo la precisión de las armas láser que ya poseen ciertas aeronaves estadounidenses aumentaría a un nivel hasta ahora desconocido.
Superando las limitaciones propias de los helicópteros, el discrotor es capaz de emprender el vuelo tanto vertical como horizontalmente, además de que puede iniciar una modalidad de vuelo veloz retrayendo sus hélices y desplegando un par de alas.
Uno de los proyectos más ambiciosos de la DARPA es este tipo de munición que sería la primera guiada por control remoto, capaz incluso de modificar la trayectoria con que salió disparada. Esta bala haría inútiles a los francotiradores.
Este vehículo es capaz de localizar todo tipo de tiradores, balas, granadas, misiles anti-tanques y morteros de fuego directo que se encuentren en los alrededores, dotado como está de cámaras visuales e infrarrojas.
La armadura adaptativa consiste en láminas hexagonales que pueden cambiar su temperatura, con lo cual el vehículo cubierto con ella puede hacerse invisible para termodispositivos de detección.
Una triangulación entre dos sedes terrestres y una serie de satélites espaciales generará el mayor sistema infrarrojo del mundo, capaz de detectar lanzamientos de misiles y explosiones nucleares que ocurran en cualquier punto de la Tierra.