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Cineastas se trasladan al remoto Lago de Medusas en la nación insular de Palau, donde estos y otros exóticos especímenes de la biodiversidad florecen con radiante triunfalismo.

 

Las medusas son sin duda animales fascinantes que evocan las ideas de lo inmortal y lo etéreo, un estado ambiguo oscilante entre la materialidad y la inmaterialidad, una suerte de inquietas nubaciones marinas que deambulan juguetonamente en esa otra forma del cielo que son los cuerpos de agua.

En la pequeña nación de Palau, un país insular situado en pleno océano Pacífico cerca de las Filipinas y de Tokio, existe una de las reservas más impresionantes de estos organismos, en un lugar conocido precisamente como el Lago Medusa por la abundante población que se mueve en sus aguas.

Hace poco un equipo de cineastas y exploradores se trasladaron a la isla Eil Malk, donde se encuentra el lago, para filmar una rara especie de medusa carente de aguijón. Pero si bien este fue el objetivo primero, alcanzarlo tuvo como resultado un documental que deja constancia de un “mundo perdido”, un mundo paralelo al nuestro donde las condiciones parecen ser totalmente diferentes, donde la biodiversidad persiste en sus ritmos y su destino último sin nada más que la perturbe.

El video que acompaña esta nota es un detrás de cámaras de The Last Reef, el documental que explora el Lago Medusa y otras zonas aledañas donde la vida germina con radiante triunfalismo.

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