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Empresa texana implementa puntos de conexión a Internet móviles dando a vagabundos dispositivos MiFi, una iniciativa que bajo cierta apariencia de caridad hace del ser humano un objeto valioso solo si es útil.

Quedarse sin señal de Internet puede ser, en ciertas circunstancias, un problema mayúsculo (o uno superficialmente agudizado por la dependencia generada en torno a lo que se puede hacer cuando se está conectado), y quizá por eso la compañía texana Bartle Bogle Hegarty decidió implementar un servicio de Internet ambulante con la singular característica de que los dispositivos proveedores de señal son seres humanos, más específicamente vagabundos que recorren las calles de Austin.

La firma da a estas personas transmisores MiFi y playeras con la leyenda “Homeless Hotspot” que los identifican como “puntos” en torno a los cuales se hace posible acceder a Internet. A su vez el pago del servicio es voluntario (idealmente por medio de PayPal para que exista una contabilidad precisa) y supuestamente el dinero llega íntegro al mendigo que proveyó la señal.

La iniciativa ha despertado cierta polémica porque si bien a primera vista parece ser una acción casi caritativa que da a las personas en dichas condiciones un ingreso más o menos fijo y, quizá, la posibilidad de cambiar su situación de vida (en una palabra, de volver a ser normales), igualmente es un tanto cuestionable la conversión de un ser humano en un objeto que solo es valioso y necesario mientras sea útil y cumpla efectivamente con una función sumamente precisa, un objeto que, por esta misma razón puede ser sustituido por otro en cualquier momento y sin el mayor sobresalto para nadie.

[Chron]