*

El 15-M festeja su regreso a las calles en toda España

Política

Por: Jimena O. - 06/19/2011

Cientos de miles de ciudadanos españoles alzaron su voz e indignación este 19 de junio en diferentes ciudades ante el sistema económico imperante y las condiciones del Pacto del Euro.

El movimiento de los “indignados”, nacido el 15-M, celebró este 19 de junio su regreso a las calles de toda España mostrando de forma pacífica, ordenada y festiva que el movimiento continua vivo. Cientos de miles de ciudadanos españoles alzaron su voz e indignación en diferentes ciudades ante el sistema económico imperante y las condiciones del Pacto del Euro que no hace más que recetar, una vez más, las tradicionales política de ajustes, que no son otra cosa más que exigir a la ciudadanía que se joda (control salarial, contención del gasto en pensiones y prestaciones sociales, flexibilidad laboral) y que las elites políticas y económicas mantengan sus condiciones de privilegio.

Uno de los gritos más comunes de molestia frente al Pacto del Euro fue : “¡Europa para los ciudadanos y nos para los mercados!”

Las movilizaciones se caracterizaron por su sentido pacífico y festivo. Si bien, la marca personal a diputados de diferentes corrientes se he convertido en uno de los mecanismos de presión sobre la élite política que muchos han considera como acoso, el 19-J se destacó, sobre todo en el caso de Barcelona, por que las agresiones e insultos a diputados catalanes desaparecieron.

El movimiento ha ido más halla y pidió a los violentos que se abstuviesen de participar. Los organizadores le pedían a la ciudadanía generar mecanismos de regulación frente a los violentos como “En caso de ver a un violento, hay que intentar dialogar y, si no nos hace caso, nos sentamos pacíficamente en el suelo y le señalamos”. De esta manera el movimiento de los “indignados” reafirma que se basa en una estrategia de combate pacífico.

En Madrid, frente a las Cortes, los ciudadanos gritaron “¡Que no, que no, que no nos representan!” En todas la marchas un común denominador fue la insistencia de que las estructuras políticas no representan a los ciudadanos y que las acciones seguirán en calles, barrios y pueblos de España.

(El País)