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Deslizándose con extravagante elegancia entre el rock experimental, el ambient y el pop electrónico, Atlas Sound es, sin duda, una de las más finas propuestas musicales de nuestros días.

Un sugerente y poético nombre fue el que Bradford Cox, mejor conocido como el vocalista y guitarrista de la banda Deerhunter, eligió para su proyecto como solista: Atlas Sound. Curiosamente Cox, sin duda uno de los más lúcidos y extravagantes músicos de nuestra época, utilizaba este nombre para referirse a cualquiera de sus proyectos musicales desde que tenía apenas diez años.  Pero más allá de degustar las elegantes atmósferas y cambios de ritmo que el sonido del atlas tiene para nosotros, lo cierto es que no podemos dejar de preguntarnos como hace Cox para tejer una identidad musical tan introvertida y, a la vez, belicosamente accesible.

Atlas Sound es uno de esos proyectos que resultan casi imposibles de catalogar. A lo largo de la veintena de tracks incluidos en los tres álbumes que ha lanzando hasta ahora, Let the Blind Lead Those Who Can See but Cannot Feel (2008) —uno de los mejores álbums en lo que va del siglo XXI—, Logos (2009),  podemos detectar una inicialmente desconcertante gama de géneros y subgéneros musicales que van desde el rock experimental, punk y noise rock, hasta un inspirador ambient o unos discretos desplantes de pop electrónico. Y tal vez lo mejor de este extravagante peregrinaje que implica el escuchar a Atlas Sound es que hay un elemento que jamás se pierde a lo lardo del recorrido: la elegancia.

A pesar de su juventud, tiene solo 28 años, y de una extraña enfermedad que lo acecha, el síndrome de Marfan, este lánguido y declaradamente asexual personaje se ha consagrado como uno de los grandes de la escena musical. Su espontáneo y orgánico talento lo lleva a autodetonar una especie de epifanías creativas que llama “flujos de conciencia” y que son las responsables de que cuando graba sus canciones pocas veces tenga algo contemplado. Incluso publicó el año pasado una serie de demos titulados Bedroom Databanks, cada uno de los cuales fue producido visceral y genialmente en tan solo unas cuantas horas.

Pero como en el caso de cualquier proyecto de música que en realidad vale la pena, lo más apropiado no es leer ni escribir acerca de él, sino simplemente escucharlo (idealmente con los ojos cerrados y en soledad o en buena compañía). A continuación una breve selección de memorables tracks de Atlas Sound y la sincera recomendación para que busques su música.

Twitter del autor: @paradoxeparadis