Luego de una cacería hipermediatizada contra el líder talibán Osama bin Laden, finalmente Estados Unidos podrá anunciar al mundo que este elusivo hombre está muerto. La muerte de bin Laden, "el hombre más buscado del mundo", fue confirmada oficialmente por el presidente estadounidense Barack Obama en un mensaje dirigido a la nación: "Hoy puedo reportar al pueblo americano y al mundo que Estados Unidos condujo una operación que terminó con la vida de Osama bin Laden, el líder de al Qaeda". De acuerdo con las versiones oficiales del gobierno de Estados Unidos, bin Laden orquestó el supuesto ataque terrorista ocurrido contra las Torres Gemelas del WTC, el 11 de septiembre de 2001. Y hoy, cientos de medios alrededor del mundo han hecho circular la noticia de que bin Laden está muerto.
Durante más de una década bin Laden se refugió de las tropas estadounidenses en refugios desconocidos, aunque muchos afirmaban que su guarida se encontraba ya sea en algún punto de las montañas de Pakistán, y que el dispositivo de seguridad de este poderoso saudí, así como el apoyo y simpatía que recibía de las tribus locales sumada a la protección de las agencias de inteligencia del gobierno local, hacían casi imposible su captura. Hasta ahora se desconocen mayores detalles de la muerte de bin Laden, sin embargo fuentes de las administración del gobierno de EUA, así como del Congreso, aseguran que finalmente el ejército de su país tiene en su poder el cuerpo de bin Laden, tal vez el máximo trofeo al que aspiraba el épico y dudoso discurso anti-terrorista de George W. Bush.
Pero más allá del frenesí mediático que evoca este suceso, vale la pena promover dos reflexiones: por un lado el tratar de dilucidar la agenda del gobierno de Obama detrás de este evento (¿estrategia electoral?), tomando en cuenta que tal vez se conocía desde hace tiempo su ubicación (al menos de acuerdo a un ex oficial de la OTAN), y que en muchas ocasiones con este tipo de sucesos los gobiernos retienen el anuncio esperando un momento propicio para sus estrategias políticas. La segunda reflexión pertinente es en torno a imaginar las reacciones que la muerte bin Laden generará entre la población islámica y las posibles represalias que el sector más radical pudiese emprender como respuesta ante la muerte de uno de sus icónicos líderes.
También habría que considerarse la sonada teoría de la conspiración, replicada por oficiales de inteligencia del mismo gobierno de Estados Unidos, de que bin Laden murió hace algunos años aunque su personaje vive (o vivía hasta hoy) como un útil fantasma en el juego maniqueo de la guerra contra el terrorismo. Un Osama bin Laden que, no podemos olvidar, fue entrenado por la CIA en Afganistán y cuya familia es vieja amiga de la familia Bush.
Con la muerte de Osama bin Laden este primero de mayo de 2011 se cumple una fecha altamente sincrónica ya que este mismo día se conmemora la fundación de la orden de los Iluminati, se celebra el Día Mundial de la Risa, el día del Trabajo, la beatificación de Juan Pablo II, y, por cierto, también se cumplen 8 años del anuncio de George W. Bush decretando el triunfo de su ejército en Irak. Además, ocurre un día después de la Boda Real británica, el cual también incluyo una inusual alineación planetaria así como el 66 aniversario de e la muerte de Adolf Hitler. ¿Coincidencias?
[NYTimes]