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La creación de animaciones y narrativas con herramientas para generar fractales promete ser una fecunda rama de la ciencia ficción: explorando mundos lejanos que existen dentro de todas las cosas, la firma divina de un universo matemático

Se atisba en el horizonte, en la pantalla azul del cielo, una revolución de entidades y máquinas orgánicas, una invasión de seres ultraterrestres más extraños y perfectos de lo que la imaginación hollywodense ha elucubrado. Son los dioses fractales de la información, son los códigos geométricos armónicos, son los solidos platónicos, son las esferas pitagóricas, son los surfers del mar de mandelbrot cruzando el espacio interdimensional- la matriz matemática- con sus espejos autorreferentes, sus armas iteradas, el ser radiante en el vacío ad infinitum -como ese Logos-Serpiente-.

Greg Taylor del excelente blog Daily Grail atinadamente advierte la llegada de la era de la ciencia ficción fractal, con el desarrollo de herramientas para animar fractales en tercera dimensión como el Mandelbulb3D. El poder de estas herramientas es que más allá de generar espacios estéticamente arrobadores, genera inconscientemente espacios resonantes con el propio código informático del espectador: fractales que le hablan a fractales, células que responden a sus espejos microcósmicos. Porque el tejido de lo que vemos, lo que no vemos, adentro, está hecho de esta misma forma fractal, autorreplicante y en simetría con las formas prístinas del Gran Diseño Cósmico, el verdadero polvo de estrellas del que todo está hecho es esa información que se representa como polvo de estrellas, como espirales, como hélices ribonucléicas, como copos de nieve y vórtices.

Si el cine es la fábrica de sueños, entonces habría de trabajar con aquello que hace a los sueños, como diría Shakespeare "We are the stuff that dreams are made off", este átomo (infinito) onírico es el fractal, también q-bit (el quantum informático). Es posible imaginar una narrativa que conjuge a Gödel, a Escher, a Bach, a Mandelbrot, a Bohm, a Borges, en una cinta fractal, un anillo de moebius que no sólo represente al infinito en su superficie sino lo haga en su profundidad inagotablemente. Los personajes no serían solamente representaciones de sí mismos, cada parte de su cuerpo y de sus actos sería una representación de esa parte y ese acto.

El usuario de DeviantArt James Knowles ha empezado a conjurar estos espacios narrativos fractales con la imagen al principio de esta entrada "The Guardians of Tanmaugh":

"Una nave bélica colosal, "Tarasque", está siendo lanzada de una locación secreta en la isla de Olestrii en el planeta Tanmaugh. Después de cinco años de construcción, ahora está lista para dejar la atmósfera y participar en un enorme sistema de defensa orbital compuestos por otras seis naves".

Estos son los cielos de Alvaiso, un planeta fractal diseñado como una base interespacial en la que se desprenden naves bélicas de una civilización expansionista que conquista distintos planetas, al plantar este planetoide en órbitas cercanas d y aparentar estar deshabitado e inerte. Como si la luna se abriera para que fueramos atacados por unos reptiles  centinelas de otro sistema solar.

Anteriormente en Pijama Surf ya hemos jugado con la posibilidad de crear estas narrativas fractales, aunque más en un gestalt. Aquí unos lúdicos ejemplos:

"El Mandelbox (Catedral Fractal)  es uno de los videos más hipnóticos al interior de la fórmula cósmica del matemático francés Benoit Mandelbrot: mandalas brotan del tejido autorreferente del universo. En cada ojiva una nueva catedral. El infinito está dado en que cada cosa está constituida por sí misma infinitamente: una sola cosa existe y se repite. Proteo es todos los dioses... En los yantras, en esas cuerdas, llanto (psicodélico) y campanas... Casi como aquel objeto hiperdimensional ensoñado al final del tiempo por Mckenna atrayendo desde adentro de la piel fugaz del espacio. El Mandelbox: adentro de una caja están todas las cajas. Pandora Panteísta".

"En su viaje épico "Astroblast" el nuevo héroe psicodélico debe de atravesar mares de Mandelbrot y dragones fractales para llegar al espacio cósmico donde se enfrenta con la radical otredad de las deidades galácticas, creaturas matemáticas, máquinas élficas, entidades de dimetiltriptamina -neurotransmisores del código celeste- y cruzar el vórtice dimensional, ese juego de pelota metafísico o stargate en el cual se atraviesa a sí mismo, como en una espiral de Escher".

Twitter del autor: @alepholo

[Fractal Science Fiction]