Global Technica LTD, una empresa inglesa de seguridad, ha hecho el negocio de su vida con el gobierno mexicano, embolsándose 211 millones de pesos (17 millones de dólares) por la venta del GT-200.
Ni siquiera el célebre cuento de Hans Christian Andersen, «El traje nuevo del emperador», en el que dos charlatanes le toman el pelo al Emperador al tejerle un vestido con tela que solo un idiota no podría ver, se acerca a la estafa que parece fue víctima, y aún no se ha dado cuenta, la Secretaría de la Defensa Nacional de México.
De acuerdo con el diario Reforma, la SEDENA compró 739 dispositivos GT-200 de la empresa inglesa Global Technical LTD por 211 millones de pesos.
El GT-200 es un supuesto detector molecular con capacidades inimaginables aún en una película de James Bond. De acuerdo con Segtec, los representantes de Global Technical LTD en México, es un dispositivo cuyas capacidades solo las podemos imaginar siendo desarrolladas en los laboratorios del Enterprise a cargo del señor Spock y el Capitán Kirk. Aquí la descripción del detector molecular tomada de la página web de Segtec:
«El Detector Molecular GT200, tiene la capacidad, además, de identificar la presencia de sustancias dentro de vehículos, camiones, contenedores y cualquier otro medio de transporte, incluyendo aviones, barcos y trenes, detectando inclusive las adheridas en el vehículo objeto de la detección. Su funcionamiento no se afecta por ningún tipo de transmisión de comunicación, como pudieran ser las realizadas por radar o sonar entre otras.
»El Detector Molecular GT200, tiene una penetración de detección a través de todos los materiales tales como tierra, agua, gasolina, concreto, metal, plomo, edificios, vehículos, barcos, aviones, incluso plantas nucleares. Nada puede interferir con el proceso de detección.
»Las profundidades de detección pueden llegar, bajo el agua, hasta 500 metros, y subterráneo hasta 60 metros.
»El Detector Molecular GT200 se puede utilizar para una búsqueda en grandes extensiones a campo abierto, montañas, áreas desérticas o con densa vegetación, ductos de petróleo, postes de electricidad, edificios e instalaciones en zonas urbanas y rutas de transporte. Se pueden revisar tanto a pie, como desde un vehículo, helicóptero o aeroplano [...].
»El Detector Molecular GT200 realiza la búsqueda de todo tipo de drogas y explosivos en una sola operación».
A lo largo del año 2010 diferentes diarios mexicano comenzaron a escribir sobre la posibilidad de un fiasco, sin embargo, el diario Reforma ha sido el único que recientemente ha recuperado esta historia. En todo este tiempo, y a pesar de las denuncias, diputados o senadores no han exigido cuentas al gobierno mexicano de estas compras. Cabe agregar que el gobierno mexicano no ha sido el único en comprar este producto sino también el gobierno de Tailandia, desatándose por esta causa un escándalo en ese país.
Este detector remoto de sustancias fue utilizado en Irak y Afganistán por los ejércitos de los Estados Unidos y Gran Bretaña, pero fue desechado porque, como lo reportó la BBC, el gobierno de la Gran Bretaña prohibió su exportación a estos países debido al peligro que podía significar su inútil uso en condiciones de guerra.
EL GT-200 es reconocido por científicos ingleses, estadounidenses y por el mismo presidente de la Academia Mexicana de Ciencias, Arturo Menchaca, como una estafa. El físico afirmó en entrevista con Reforma: “Pareciera ser un instrumento mágico: no necesita pilas, es ligero y tiene una antenita como las de esos radios de transistores, y usted va caminando y la antenita se voltea para un lado y para el otro”.
Todo indica que la Secretaría de la Defensa compró varitas mágicas de Zahorí por más de 30 mil dólares para enfrentar la lucha contra el crimen organizado.
De acuerdo con el reporte de Reforma los mandos militares defendieron las capacidades del detector, el problema, asegura la jerarquía castrense, es la capacitación de los soldados, quienes se ponen un poco nerviosos y en ocasiones el viento no los ayuda.
Así pues los cuentos de Hans Christina Andersen se vuelven realidad en la cada vez más absurda lucha contra el crimen organizado y el cada vez más evidente negocio que significa la venta de armas en nuestro país, en una clara colusión entre empresas multinacionales, empresarios mexicanos y el gobierno.
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