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El Mütter Museum of Human Pathology de Filadelfia se transforma en un recorrido visceral por algunos de los más impactantes males del cuerpo físico de las personas

Pasear por un museo dedicado a la patología humana debería ser considerado también como un homenaje a la salud, al bienestar del momento, al contemplar las réplicas de cuerpos y órganos humanos como un estado del ser lejos de la condena. Y en sí este recorrido implica un cierto proceso catártico, que en la mayoría de las personas debe gestarse como un fenómeno inconsciente, y por ello también podríamos considerarlo como un nauseabundo desfile de los espectaculares estragos de diversas enfermedades.

El Mütter Museum of Human Pathology de Filadelfiafue establecido a partir de la colección del Dr Thomas Dent Mutter, quien donó su colección de especímenes y artefactos médicos en 1858. Dedicado a "proveer un lugar para que profesionales de la medicina y el público en general puedan aprender sobre esta disciplina como una ciencia, pero también como un arte", este museo ha sido catalogado como uno de los más terrorificos del planeta. Y tal vez esta etiqueta se debe a que enfrenta al visitante con una conciencia física que no siempre es placentera, y tal ves le recuerda la necesidad de romper algunos malos hábitos o de emprender sanadoras labores en torno a su cuerpo que la persona no necesariamente desea conforntar. pero no olvidemos que el shock visual, y la conciencia orillada, a fin de cuentas son obsequios terapeúticos que podrían detonar una evolución acelerada de nuestra postura frente a la dualidad enfermedad-salud, y frente a nuestro cuerpo (físico-mental-emocional-espiritual).