*

Retratos brujos: la obra plástica de Aleister Crowley

Arte

Por: Pedro Luizao - 11/25/2010

Una obscura exquisitez empapa las pinturas del último gran brujo de occidente, Aleister Crowley; su obra plástica quedo documentada en el cortometraje de Kenneth Anger "The Man We Want To Hang"

Aleister Crowley es sin duda una de las figuras más excitantes del siglo XX. Considerado por algunos como el más poderoso hombre de magia durante ese siglo en Occidente, Crowley se deslizó con obscura destreza entre diversas disciplinas que iban desde el espionaje, el ajedrez y el alpinismo, hasta la creación de protocolos para realizar rituales sexuales, la poesía, la cabala, la alquimia, e incluso la fundación de una filosofía religiosa conocida como Thelema. Otra de las facetas de este multidisciplinarlo y polémico genio fue la pintura. Y a pesar de que su persona es bastante conocida alrededor del mundo, entre aquellos que lo admiran o le profesan devoción, y aquellos que lo odian y lo temen, no mucha gente está familiarizado con su obra plástica.

En abril de 1998 la galería October de Londres presentó una exposición con diversas pinturas de Crowley. El público que tuvo la fortuna de asistir a esta muestra se encontró con una serie de obras repleta de personajes temerarios, imponentes, caracterizados por nítidas y perturbadoras miradas que dificultaban enormemente al espectador evadir la presencia de sus cuadros, como espejos de obsidiana que a fin de cuentas eran construidos por el eco de una intimidad compartida. Escenas repletas de una acongojante pero genuina perspectiva de la realidad. Símbolos, tótems, falos y proyecciones vaginales. Brujería plástica que a fin de cuentas encarnaba a la perfección la sombría lucidez de su autor y su discurso existencial: un mundo en el que el pudor era sistemáticamente sodomizado por el éxtasis, mientras las barreras culturales eran violentamente disascociadas de la esencia del ser a través de la magia y de una serie de sofisticados y siempre obscenos rituales. Sabiduría insolente, misticismo malencarado, punzante, provocativo hasta el punto de transformar, en el espectador, pilares de una identidad personal supuestamente bien fundada en una fantasmagórica sensación de nausea profunda.

Afortunadamente para todos aquellos que en el momento en que la obra plástica de Crowley se exhibió  no pudieron presenciarla, quizá por estar empotrados en un pupitre escolar, o comiendo cereales sintéticos, presenciando otras exhibiciones de arte contemporáneo pre maquilado o bebiendo ron Bacardí con Coca Cola, ideologizando gastadas críticas sociales o incluso contemplando los ojos negros de una niña sin nombre, para todos nosotros,  el genial director de cine experimental Kenneth Anger realizó un micro documental titulado The Man We Want To Hang, con la explícita intención de registrar la efímera exposición y con ello propagar el mensaje pictórico del maestro Aleister Crowley.

* En esta selección se incluyen, además de las obras exhibidas en la mítica exposición de la galería October de Londres, la cual es especialmente memorable por ser la primera vez que se presentaba al público la obra de Crowley desde 1931 en la galería Nierendorff de Berlin, obras exhibidas en 19989 en el Palais de Tokyo, en Paris.