La patética alianza entre la izquierda y la derecha mexicana
Política
Por: Luis Martínez Gallardo - 09/28/2010
Por: Luis Martínez Gallardo - 09/28/2010
El supuesto “pragmatismo” desideologizado del discurso aliancista de Manuel Camacho, Jesús Ortega, César Nava y Felipe Calderón, puede provocar una crisis de dimensiones y consecuencias considerables en el Partido de la Revolución Democrática (PRD). Pero hay que señalar también, que en muchos casos, también el Partido del Trabajo (PT) y Convergencia, le entran jubilosos a las alianzas con el PAN. La tesis que plantea el “aliancismo” entre la derecha y la izquierda, se sustenta en la necesidad de “detener el inminente” triunfo del Partido Revolucionario Institucional en los próximos comicios estatales y el federal de 2012. Afirman nuestros próceres de la era del ciberespacio, que el triunfo del PRI es el regreso del autoritarismo( El burro(PAN) hablando de orejas). ¡Uy, qué mello! Después de los 20 mil muertos de la guerra calderonista, de la militarización de este triste país, del golpe contra los electricistas, contra los trabajadores de Mexicana de Aviación, a los mineros y a los pensionados, de la indiferencia a los niños quemados de la guardería ABC de Hermosillo, el autoritarismo priísta se antoja inocuo.
El problema de fondo radica en el respeto a los principios. Cualquiera que se atreva a leer los documentos básicos del PAN y del PRD, se podrá percatar que son totalmente opuestos. Aunque se pudieran equiparar los conceptos de “bien común” y de “justicia social “, nunca podrán compartirse los medios para lograrlo. El PAN es un partido abiertamente de derecha proempresarial que beneficia a los grandes monopolios y el PRD es un partido de izquierda, conformado por trabajadores. El PAN procura el desarrollo del neoliberalismo dominado por el capital financiero. El PRD lucha por un gobierno democrático popular, “con una economía fundada en la igualdad de oportunidades con crecimiento equitativo y productivo de la economía nacional para beneficio de los mexicanos”.
Pero no sólo el problema de las alianzas estriba en los principios, también tiene que ver con la práctica política. El PAN es el partido que le “robó” la elección al candidato del PRD en 2006. Aunque sea una “certeza” que no fue confirmada por los órganos electorales, la sola sospecha, impediría una alianza. La práctica política del PAN como partido de gobierno que se alía con el odiado PRI, en el Congreso de la Unión para aprobar impuestos y diseñar una política económica muy perniciosa para los trabajadores. La posición negativa del PAN frente a las reformas para legalizar el aborto, el matrimonio entre personas del mismo sexo y la legalización de las drogas, retratan de cuerpo entero la ideología conservadora y reaccionaria del blanquiazul.
El miedo que le tienen al PRI, es el miedo a perder sus privilegios, sus futuros puestos y negocios políticos. No existe, en el caso del PRD, en la incongruente alianza con el PAN, ningún compromiso con el avance democrático y revolucionario de la sociedad y el mejoramiento de las condiciones de vida de la gente, como establece su declaración de principios, sólo intereses mezquinos y claudicación.
Los estatutos del PRD en su artículo 92, establecen que se cancelará la afiliación cuando se “compruebe la coalición con cualquier interés gubernamental o de otros partidos políticos con independencia de los órganos de dirección del partido, antagonizando el objeto del partido”, ya lo demostramos anteriormente, son incompatibles los principios y la práctica política del PAN y el PRD y no hay que olvidar que el PAN es el partido en el gobierno.
La alianza encierra grandes riesgos, la crisis política del PRD y en la hipótesis del triunfo de Peña Nieto, que entonces, sí, entre los votantes se dé el convencimiento de que el triunfo del PRI será fatalmente inevitable, ya que, ni con la alianza se pudo ganar. Expectativa falsa.
La bachicha
Fidel Castro resucitó para advertirle a la humanidad: “de un conflicto nuclear que puede poner fin a la existencia de nuestra especie”.