En una inolvidable película del gran Tín Tán, este representó el papel del legendario Zorro de las altas Californias, que combatía a los malos que explotaban a los indios mexicanos, con un antifaz y un látigo. En la gloriosa película de Tín Tán, éste combatía a los malosos a base de mambos y cha cha chás.
La metáfora que empleó Felipe Calderón, para quejarse de que “el corral ¿estará? en manos de las zorras”, si no se aprueba la “policía única”, es una estrategia tramposa para presionar al Congreso de la Unión, y a los gobiernos de los estados, para aprobar lo que sería su iniciativa de ley para crear la Policía Nacional, bajo sus órdenes. Una policía única que resultaría carísima, que sustituyera a las miserables policías municipales y que controlara en un solo mando a las policías estatales. O sea, que el presidente de la república, no sólo va a tener el mando de las fuerzas armadas, sino que además, tendría el mando de todas las policías. Eso significa más presupuesto y absoluta toma de las decisiones centralizadas sobre la seguridad pública, al estilo Diaz Ordaz.
Desde el punto de vista del derecho constitucional, es el rompimiento del pacto federal. Ni los estados y municipios, al perder el imperio de sus decisiones soberanas en materia de seguridad, serán nunca jamás libres y autónomos como lo establece la Carta Magna.
Tratando de descubrir el sentido oculto e inconfesado de la metáfora de Calderón, no me queda otra que suponer que el corral es la residencia oficial de los Pinos y que el zorro mayor se llama Felipe.