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La lucha libre en África incorpora la magia negra, el rito, bebidas intoxicantes y otros elementos en épicos combates que duran hasta 10 días en búsqueda de una espada mágica.

La versión africana de la WWF incorpora sus propias tradiciones para convertir esta practica en un teatro mágico (generalmente de magia negra). La AWA (African Wrestling Alliance) tiene su campeonato anual en Niger, donde se reúnen 25 mil espectadores, 80 participantes de 8 regiones en combates que van de 5 a 10 días.

El ganador se lleva la nada desdeñable cantidad de 3 mil dólares y una espada dorada a la cual se adhieren propiedades mágicas. Muchos de los participantes además de entrenar en artes marciales de oriente u occidente como el judo o el kickboxing, también utilizan técnicas de brujería autóctonas, particularmente los luchadores congoleses, los cuales se destacan por obtener el triunfo frecuentemente y vivir con una intensidad especial estas grescas.

Los congoleses emplean una perafernalia que mezcla elementos del vudú y la magia negra bori. Parte fundamental de su efectividad es el rito y la idolatría, algo que los hace encajar con el aspecto teatral de este 'deporte'. Además utilizan bebidas intoxicantes cuyos preperados secretos no aparecen en los antidoping (tal vez utilizen el iboga seguramente con sangre de depredadores y otras partes de la anatomía animal). La magia bori llama a los espíritus para que hechizen a sus oponentes. Utilizan ataúdes y otros objetos fetiche como simulación mágica para intimidar a sus oponentes (los senderos embrujados del futuro como irradiación paralizante).

Es difícil decir hasta que punto estos elementos son parte de una farsa o de una verdadera ritualística que borra las fronteras entre el deporte y la guerra, entre la realidad y la dimensión onírica. Pero al parecer los participantes se lo toman bastante en serio.

Vía Environmental Graffiti