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Recordando al Jefe Diego:'Nunca se me va a olvidar una tarde lluviosa de julio de 1988'

Por: Luis Martínez Gallardo - 07/27/2010

Luis Carlos Mtz. recuerda al joven Diego Fernández de Cevallos junto a la izquierda mexicana en 1988, dando un discurso incendiario, antes de convertirse en "la ardilla de los pinos".

Nunca se me va a olvidar una tarde lluviosa de julio de 1988, en la avenida Juárez de la Ciudad de México, habían pasado pocos días de la elección del 6 de julio de ese año, y el Frente Democrático Nacional había convocado a un mitin para proseguir las protestas contra el fraude electoral. En el templete se encontraban Cuauhtémoc Cárdenas, Heberto Castillo, Pablo Gómez y una rara avis llamada Diego Fernández De Cevallos, enfundado en un gabán gris y portando ya sus legendarias barbas, en ese entonces, todavía no encanecida y dándole profundas chupadas a su puro. El último orador fue precisamente él. Haciendo ostentación de oratoria incendiaria, se lanzó contra el gobierno por el fraude electoral y calificó al candidato del PRI, como ilegítimo. Me acuerdo que el tono del discurso no desentonó con los discursos expresados en ese mismo acto por los otros oradores. Diego Fernández, inserto en medio de lo más granado de la izquierda mexicana de aquellos tiempos. ¿Quién lo diría? El que poco tiempo después fue zoológicamente calificado de la “ardilla de los pinos”, el que negociara la gobernabilidad de este sufrido país, nada menos con el que esa tarde lluviosa tildó de ilegítimo.

Hoy, 22 años han transcurrido y en esta tarde lluviosa de julio de 2010, el arrogante dirigente de la ultraderecha panista, está secuestrado por los “misteriosos secuestradores”, quienes piden por su rescate 50 millones de dólares. En una carta dramática ruega a sus hijos pagar el rescate, sin escatimar en nada. Asegura que el va a pagarles a los que se conmuevan y le presten ese dinerito. No hay duda que la ambición de su vida de ser rico y poderoso, la alcanzó. Esperemos que le sirva de algo, porque si tiene suerte, y la libra, lo veremos fumando su puro con sus barbas encanecidas y su vida hecha pedazos. “Paguen” le pide desesperadamente a su familia, porque él las está pagando todas.