Al escanear el cerebro de personas que creen en Dios se revela que la religíon está involucrada en regiones neurológicas vitales para la inteligencia social. Esto es, más allá de que exista Dios o no, la creencia religiosa en algún momento fue muy útil para propiciar la evolución de la mente humana.
En un estudio realizado por el Instituto Nacional de Salud de Estados Unidos, personas que reportaron haber experimentado íntimamente a Dios, participaban en comportamientos religiosos o hasta tenían "temor divino", tendieron a mostrar mayor tamaño en las regiones cerebrales relacionadas con la empatía, comunicación simbólica y regulación emocional. El intento del estudio no era encontrar el punto de dios (o punto G del cerebro), sino estudiar los patrones dentro del cerebro en personas que dicen ser religiosas.
Según el Dr. Jordan Grafman, la capacidad de albergar pensamientos religiosos podría haber contribuido en llevar al cerebro primitvo a su forma actual de sofisticación social. Grafman cree que los origenes de la creencia en la divinidad residen en los mecanismos que evolucionaron para ayudar a los primates a entender a sus familiares y a otros animales. "Intentamos usar los mismos mecanismos sociales para explicar fenómenos poco comunes en la naturaleza".
La eterna pregunta en este caso, es si dios se descargó en el cerebro del hombre como una neuro huella digital (o un inevitable holofractal de su indentidad con el universo, de que en un quantum está encriptada la información de todas estrellas) o si el cerebro del hombre, desde el más puro materialismo, creó la idea de dios, la cual en la medida que le sirvió evolutivamente se dispersó como se dispersa un virus.
Se ha encontrado que existen cicrcuitos neurológicos en el cerebro frontal que están "cableados" para dar lugar a la idea de dios, esto es parte de una rama de la ciencia conocida como Neuroteología. Esta discipina ha sido criticada por reduccionista.
Otro tema interesante es como una idea transforma la materia (creer es crear: la idea de dios electromagnéticamente esculpe zonas cerebrales) lo que nos dice mucho de la neuroplasticidad de nuestro cerebro, y nos revela cómo es posible autoprogramarnos si en realidad lo queremos, puesto que de cualquier forma nuestro pensamiento (caótico, involuntario, trivial, o como sea) nos está programando. Existe un inevitable nuevo canto cósmico desde el centro que está en todas partes (pero su circunferencia en ninguna) e incluye con pruebas a la ciencia y con imaginación a la magia: mente sobre materia.
Religious Experience linked to brain social regions
Searching for God in the Brain