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Los códigos de la mafia italiana: Nunca debajo de una mujer

Buena Vida

Por: Jimena O. - 07/15/2009

La camorra napolitana se rije por una serie de códigos sexuales muy particulares en los que el hombre debe de someter a la mujer y manifestar su virilidad implacable

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El diario español El País publica la traducción de un texto del autor de Gomorra, Roberto Saviano, libro en el que se describen las prácticas de la mafia napolitana, La Camorra. El texto presentado habla de los códigos sexuales que rijen las sociedades en territorios mafiosos donde el machismo y los valores retrógrados siguen imponiéndose. Aquí unos ejemplos:

"'Nunca debajo de una mujer" es el imperativo con el que se educa. Si mientras haces el amor, decides estar debajo, estás eligiendo someterte incluso en la vida de todos los días. "Nunca sexo oral". Recibirlo es lícito, hacérselo a una mujer es de "perros". A este viejo código se atiene todavía gran parte de las nuevas generaciones de adeptos, obsesionados no sólo por su virilidad, sino también por cómo ejercerla. Hacerlo de acuerdo con esas rígidas reglas se convierte en un rito con el que reafirman su poder. Unas normas claras e indelebles que están vigentes en casi todas las zonas de la N'drangheta, Camorra, Mafia y Sacra Corona Unida y que significan algo más que el simple espejo de una cultura machista".

"Para las mujeres todo es mucho más complejo. Es un mantenerse en precario equilibrio entre modernidad y tradición, entre jaula moralista y total libertad para afrontar asuntos de negocios. Pueden ordenar una muerte pero no pueden permitirse tener un amante o abandonar a un hombre. Pueden decidir invertir en un sector del mercado pero no maquillarse cuando su hombre está en la cárcel. Vestirse con elegancia, maquillarse mientras su marido está encarcelado quiere decir que lo hacen para otros. Teñirse el cabello equivale a una silenciosa confesión de traición. La mujer existe sólo con relación al hombre. Sin él, es como un ser inanimado. Un ser demediado. Durante los juicios, no es raro ver a mujeres en los espacios reservados al público mandar besos o simples saludos a los acusados que están en las peceras blindadas. Son sus mujeres, aunque muchas veces parecen sus madres. Si, cuando te cruzas con ellas por la calle, van bien vestidas, cuidadas, maquilladas, significa que su hombre está cerca, está libre y manda. Y al mandar refleja su poder sobre su mujer. Sin embargo, las mujeres de los jefes encarcelados, desaliñadas hasta volverse invisibles, son las que muchas veces, de forma vicaria, mandan más".

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