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Yolanda Meyenberg escribe sobre el rechazo generalizado a la paridocracia y la posibilidad flamante de un candidato independiente que se perfile para el mítico año del 2012

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Sigo con el tema del voto en México para proponer otros elementos que pueden ayudarnos a tomar decisiones el 5 de julio. Se ha dicho que estas elecciones son un ensayo de lo que puede suceder en el 2012, porque la manera en la que salgan librados los partidos los colocará en mejor o peor situación de cara a la elección presidencial.

La verdad es que no lo creo, porque lo que se ha movido en esta convocatoria al voto no es la simpatía hacia uno u otro partido sino la manifestación de un rechazo generalizado hacia lo que ahora llamamos la partidocracia, que no es otra cosa que el poder que los partidos ejercen sin considerar para nada lo que piensan, sienten o necesitan los ciudadanos.

Qué ha pasado en otras sociedades que están hasta el gorro de los partidos, pues que han votado mayoritariamente por candidatos que poco o nada tienen que ver con éstos. Esta práctica ha dado como resultado experimentos raros, que van desde personajes que se postulan a través de un partido sin tener una sólida biografía política, como Fujimori en Chile o Collor de Mello en Brasil, hasta algún valiente ciudadano que presenta su candidatura como tal, como Oscar Correa en Ecuador. Existen otros casos, de quienes llegan al poder porque representan alternativas drásticas y se quedan en él por los siglos de los siglos, como Hugo Chávez.

La historia nos ha mostrado que la lucha contra la partidocracia está lejos de ser un éxito: Collor de Mello fue sujeto de un juicio político - el muy famoso impeachment-que decapitó su presidencia, Fujimori defraudó a los peruanos y afortunadamente está en el bote, Chávez se encuentra todavía muy a gusto instalado en su feudo en Venezuela hasta que llegué otro gorila golpista como él y lo destrone.

Dejo aparte a Correa porque es un político diferente, porque parece que aún no ha enloquecido y porque no practica un populismo tan silvestre como el de Chávez, el de Evo o el de los Kirchner. Correa, un doctor en Economía por la Universidad de Illinois, ratificó en abril 2009 la posibilidad que se abre para nuestra región de deshacerse de la partidocracia a través de las candidaturas ciudadanas.

Sé que en México la ley no permite a los ciudadanos postularse como tales para un puesto de elección, pero estoy convencida de que --en vista de que la democracia va para atrás y del ridículo papel que hacen los partidos -una candidatura de este tipo prendería bien.

Ahora lo que queda por verse es el cómo y el quién. Existen aspirantes que ya han dado abiertamente la cara, como Castañeda, pero pueden surgir muchos más y si los votantes mostramos que de veras pensamos en serio meter a raya a los partidos, es probable que para el 2012 nos topemos con propuestas políticas más serias, originales y bien planteadas.

Colaboradora P.S.: Dra. Yolanda Meyenberg, Investigadora del Instituto de Investigaciones Sociales, UNAM. No al voto blanco. No al voto nulo Elecciones 2009 en México: abstención, anulación, o participación a debate