Entre la vasta trayectoria del etnobotánico y crítico cultural Terence McKenna, un capítulo inusual emerge como testimonio de su conexión con la escena rave de los años noventa. Esta historia, documentada en la investigación de Graham St John, muestra cómo McKenna, una figura de referencia en la contracultura psicodélica, encontró en el mundo del rave un inesperado aliado. Este momento, según St John, encapsula la extraña y fructífera relación entre McKenna y la cultura electrónica que florecía en aquella época.
McKenna, quien falleció en el año 2000 a los 53 años víctima de un agresivo cáncer cerebral, se convirtió, irónicamente, en la voz más sampleada de la música electrónica. Este peculiar estatus tuvo sus raíces en los primeros años de la década de 1990, cuando McKenna abrazó el movimiento rave como parte de lo que él llamaba el "Renacimiento Arcaico". Aunque no era particularmente un amante de la música ni alguien conocido por bailar, el entusiasmo de McKenna por esta nueva forma de expresión lo transformó en un defensor inesperado de una revolución cultural que, según él, ofrecía la última esperanza para la humanidad sufriente.
El vínculo entre McKenna y la cultura rave se selló con el lanzamiento del álbum Boss Drum de la banda británica The Shamen en 1992. En este disco, McKenna prestó su voz para el tema “Re-Evolución”, una pieza de ocho minutos que logró entrar en el top 20 de las listas británicas, una hazaña sorprendente dado su contenido inusual. El tema, una especie de manifiesto electrónico, promovía su visión esperanzadora sobre el futuro mientras abordaba temas como el DMT y los hongos psilocibios, que McKenna defendía como derechos humanos fundamentales. Sin embargo, esta colaboración también estuvo cargada de ironía: mientras McKenna se distanciaba públicamente de sustancias como el éxtasis, que consideraba vacías y sin alma, The Shamen alcanzaron la fama con “Ebeneezer Goode,” un éxito abiertamente dedicado al consumo de MDMA.
Pero el punto culminante de esta insólita alianza llegó en 1993 con Alien Dreamtime, un evento multimedia celebrado en el corazón de la escena rave de San Francisco. Concebido por el cineasta Ken Adams, este encuentro reunió a McKenna, el productor techno-ambient Jonah Sharp y el músico Stephen Kent para crear una experiencia inmersiva que combinaba música, visuales y la narrativa visionaria de McKenna. Según relata St John, el evento no solo marcó un hito en la historia de la cultura rave, sino que también puso de manifiesto las tensiones entre un movimiento contracultural emergente y las autoridades locales, que intentaron clausurar el evento en repetidas ocasiones durante sus dos noches de duración.
En un momento crítico, cuando la policía irrumpió en el recinto, McKenna subió al escenario y convocó a los asistentes a grabar a los agentes con sus cámaras, una táctica que los desarmó por completo. La intervención de un influyente propietario del local, quien realizó una llamada telefónica al mismísimo alcalde de la ciudad, logró que el evento continuara, consolidando una victoria simbólica para el movimiento. Según Adams, esta resolución inesperada reafirmó el poder de la comunidad y de la visión compartida, elementos centrales en la filosofía de McKenna.
Alien Dreamtime no solo dejó un legado imborrable en la escena rave, sino que también fortaleció el papel de McKenna como una figura icónica dentro del universo de la electrónica psicodélica. Desde los paisajes sonoros de Goa trance hasta la creación de sellos como Dragonfly Records, la influencia de McKenna se extendió más allá de su vida, guiando a generaciones posteriores de buscadores y artistas. Como sugiere Graham St John, este episodio encapsula cómo McKenna se transformó, incluso después de su muerte, en un guía espiritual cibernético, un "trip-sitter" que sigue resonando en los ecos de la cultura electrónica contemporánea.