Cinco de los mejores libros de Nietzsche, el filósofo artista

Nietzsche fue el filósofo de la vida. Un niño que bajó a jugar a la playa como su propio estruendo y que no regresó del olvido. Se quedó donde sus orejas, su nariz y sus ojos abarcaban más que el mar del todo, donde solo hay olas y no una masa de agua dormida.

De Jesús rescató su predicación intensa contra la exterioridad moral y el autodesprecio. Como Zoroastro, analizó acciones, palabras y pensamientos. De los estoicos aprendió sobre resiliencia, de Wagner sobre la disolución posible gracias a la música, de Schopenhauer sobre la emancipación que ofrece la contemplación estética, y de Heráclito que todo es devenir. Buda también coincidía con este último, y Nietzsche aprendió de este maestro a no imitar al yo ni a adorar un espejo, sino a errar y ser errante en vías que desaparecen.

Sin embargo, Nietzsche rechazó el nihilismo de las grandes soteriologías del pasado, de las ideologías de masas, del pesimismo y de la decadencia necesitadas de redención. Todo esto es “nihilismo negativo”, desvalorizar la vida. El cristianismo propone un nuevo ser distinto del ser que peca. El budismo diagnostica un ser que sufre por su irrealidad. Y Wagner y Schopenhauer buscaban soportar ser. Es posible, sin embargo, un “nihilismo positivo” o creativo, un ser que no mire nada con desdén, lástima, culpa, piedad o conmiseración. Una conclusión curiosa para un hombre que sufrió achaques toda su vida y que perdió la cordura antes de morir.

El famoso pensador de Röcken fue un anti-Zoroastro por ir más allá del bien y del mal, o un Zaratustra genuino que fue al origen o, mejor dicho, al nacimiento de lo bueno.

La filosofía de Nietzsche es una advertencia sobre “la inversión de todos los valores” que ha ocurrido a lo largo de la Historia. Hombres viejos y con miedo a morir necesitaron rechazar sus cuerpos llenos de temor y de años. Pidieron a todos los jóvenes rechazar su voluntad de vivir lo que puede ser, lo que puede sentir y lo que hace la vida. Eso que cambia peligrosamente debía ser una ilusión cruel, un engaño, una enfermedad, un mal, y así inventaron otra vida alejada, como imagen, como referente, como verdad, protegida de la vida que ocurre. Hicieron absolutas ideas sobre la vida para tratar de vivir en ellas, ideas como Dios, el bien y la razón. Estas ideas murieron y la vida siguió viviendo. La verdad es interpretarla.  

Para Nietzsche, la verdad no es un conjunto de reglas que guían la vida y no proviene de ningún lugar hacia donde podamos trascender desde la ignorancia. La verdad es “inmanente”, no coincide con lo que debe ser ni con lo que deseamos que sea la verdad, sino con los materiales, los colores, los motivos para inventar valores, los cuales no podemos capturar y fosilizar. En todo caso, es posible evaluarlos junto al lugar y al tiempo de su “genealogía” o nacimiento:

En algún rincón remoto del universo, derramado y resplandeciente en innumerables sistemas solares, hubo una vez una estrella en la que animales inteligentes inventaron el conocimiento. Ese fue el minuto más alto y más mentiroso de la "historia universal"; sin embargo, fue sólo un minuto. Después de que la naturaleza tomó algunas bocanadas de aire, la estrella se enfrió y los animales inteligentes tuvieron que morir.

Se podría inventar una fábula así sin haber ilustrado cuán miserable, sombrío y voluble, cuán sin rumbo y arbitrario parece el intelecto humano en la naturaleza. Ha habido eternidades en las que no existió, y cuando se acabe de nuevo, nada habrá sucedido.

Nietzsche hablaba en términos estéticos porque la conclusión trágica de su filosofía solo se puede afirmar y trasmitir de una generación a otra no como un problema, sino como una lucidez que nos fortalece ante la vida y nos vulnera para escuchar el corazón del momento, sin ningún consuelo “extramundano”. Si Dios alguna vez fue real, lo fue como la idea de ser como Dios. Sin esta idea, podemos ser lo que Dios no pudo y quizá bailar en el interior de nosotros mismos, el único sitio al que podemos regresar y al que sería mejor volver sin arrepentimiento.

En Pijama Surf les compartimos nuestra selección de los cinco mejores libros de Friedrich Nietzsche. Incluimos un fragmento de la película de 2007 El día que Nietzsche lloró, junto a una disertación sobre su pensamiento de José Pablo Feinmann:

 

El nacimiento de la tragedia desde el espíritu de la música, 1879.

Editorial Edaf, 2008:

Esta ópera prima es la erupción armónica de una larga e intensa formación intelectual y espiritual de un joven Nietzsche dominado por la belleza y la honestidad. En este libro, donde confluyen la pasión por la música, la búsqueda de la verdad y la admiración por el mundo clásico, corren, estrepitosas y fulgurantes, imágenes y concepciones hasta entonces nunca vistas ni oídas; un pensamiento que, descubriendo lo horrible y lo cruel de la naturaleza su aspecto dionisíaco, junto con su necesidad de redención en la apariencia, cautivó a miles de espíritus atentos al drama de la existencia.

 

El ocaso de los ídolos o Cómo se filosofa a martillazos, 1889.

Mestas Ediciones, 2008:

Publicado en los últimos años de la turbulenta vida de Friedrich Nietzsche, este libro representa la destrucción de un castillo de naipes donde nadie sale bien parado de la caída. Nos da a entender que nuestro destino —si se puede llamar así— está condenado a la decadencia más absoluta, que nuestros pasos, uno a uno, nos llevan a esa inevitable caída. Ideas que rebozan razón y han otorgado a las siguientes generaciones una forma diferente de entender el mundo, bastante contraria a las de siglos anteriores.

 

Más allá del bien y del mal o Preludio de una filosofía del futuro, 1886.

Ediciones Lea, 2015:

Una obra de la plena y más lúcida madurez intelectual de Nietzsche, así como una de las cumbres más altas de la filosofía de su tiempo. Con voz potente y vigorosa, analiza el vacío moral de sus colegas, la ausencia de criterio crítico de los que se suponían “filósofos de la moral” y su inerte aceptación de los supuestos venidos del judeocristianismo. Su intención será la de destruir el judeocristianismo como pilar de la cultura occidental y, por ende, la fuente de la que han surgido todos y cada uno de los criterios morales, filosóficos, dogmáticos, religiosos, metafísicos, sociales, culturales y políticos que conformaban la imagen del mundo de su época y, en buena medida, también de la nuestra.

 

Ecce homo o Cómo se llega a ser lo que se es, 1889.

Alianza editorial, 2018:

Autobiografía muy peculiar en la que hace un recorrido por toda su obra explicando el origen y la finalidad de cada uno de sus libros. Asimismo ofrece detalles interesantes sobre su personalidad: las comidas que le gustan y las que odia, si prefiere te o chocolate, si el clima frío, templado, lluvioso. También escribe por primera vez lo que realmente piensa de su familia. Ese párrafo, que es la primera cita del libro que adjunto, fue suprimido por la hermana de Nietzsche en la primera edición de Ecce homo. El título es irónico, Ecce homo es una inscripción relativa a Jesucristo que significa: “He aquí al hombre”. Nietzsche utiliza la expresión ya que se considera a sí mismo el anticristo.

 

Así habló Zaratustra o Un libro para todos y para nadie, 1885.

Editorial Cátedra, 2008:

A Nietzsche se le conoce en primer lugar como filósofo. Pero el filósofo fue también un gran escritor y un poeta. Inicialmente, fue incluso menos discutido como escritor que como filósofo. Se le ha situado al nivel de los clásicos de Weimar, Goethe y Hölderlin. Thomas Mann le alabó en términos muy positivos y Gottfried Benn le consideró un gran creador de lengua. Así habló Zaratustra no es solo una obra filosófica emblemática del pensamiento de Nietzsche, sino también una de sus grandes creaciones literarias. En ella hace filosofía de una manera poco frecuente de filosofar. Hay en ella poemas que destacan no menos por su componente literario que por su componente filosófico. La idea del “superhombre”, el concepto del “eterno retorno” son contenidos constituyentes que forman parte de una expresión literaria, de la historia de los años de madurez de un profeta, de su manera de vivir, sus encuentros con la gente, sus discursos, su “filosofía”.

 

 

 

Imagen: Friedrich Nietzsche IA, Digital and AI Art.

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