En su origen la Tierra tuvo más de una Luna (ESTUDIO)

El sistema binario Tierra-Luna ha sido objeto de estudio durante décadas, y recientes investigaciones han revelado nuevos aspectos sobre su dinámica orbital. Un artículo titulado "Polar orbits around the newly formed Earth-Moon binary system", publicado en arXiv, ofrece un análisis detallado sobre cómo la formación de la Luna afectó a las órbitas polares circumbinarias.

Se cree que la Luna se formó a partir de un gran impacto que ocurrió hace unos 4.5 mil millones de años entre la Tierra y un proto-planeta aproximadamente del tamaño de Marte que los científicos bautizaron como Theia (en la mitología griega, Teia era una de los Titanes, hermana de Hiperión, con quien se casó más tarde; madre de Helios, el dios del Sol, y de Selene, la diosa de la Luna). Este evento no solo dio lugar a nuestro satélite natural, sino que también dejó una gran cantidad de escombros alrededor del sistema Tierra-Luna. En los primeros momentos después de este evento catastrófico, el sistema se encontraba en un estado altamente dinámico y caótico.

El estudio se centra en las órbitas circumbinarias polares, que son aquellas que pasan sobre los polos del sistema Tierra-Luna. Los investigadores analizaron la estabilidad de estas órbitas en diferentes momentos de la evolución del sistema. Utilizando simulaciones numéricas, descubrieron que inmediatamente después de la formación de la Luna, cuando había una gran cantidad de escombros y partículas alrededor del sistema, existían órbitas polares relativamente estables.

Sin embargo, a medida que la Luna se fue alejando de la Tierra y los escombros se fueron despejando, estas órbitas polares comenzaron a volverse inestables. La precesión nodal, que es el movimiento lento de la inclinación orbital debido a la gravedad de la Tierra y la Luna, jugó un papel crucial en esta inestabilidad. Además, las oscilaciones Kozai-Lidov, inducidas por la influencia gravitacional del Sol, también contribuyeron a la perturbación de estas órbitas.

Asimismo, el hecho de que las órbitas polares fueran estables solo en los momentos inmediatamente posteriores a la formación de la Luna sugiere que cualquier luna polar potencial en otros sistemas binarios podría haber existido solo en las primeras etapas de su formación. Esto plantea nuevas preguntas sobre la formación y evolución de lunas alrededor de exoplanetas y cómo estos procesos pueden diferir de lo observado en nuestro propio sistema solar.

Las conclusiones de este estudio tienen varias implicaciones importantes. En primer lugar, ayudan a entender mejor la evolución del sistema Tierra-Luna y la dinámica de los escombros en sus primeras etapas. Además, estas conclusiones pueden ser útiles para la astronomía exoplanetaria, específicamente en la búsqueda y estudio de sistemas binarios similares en otros lugares del universo.

Este estudio no solo enriquece nuestro conocimiento sobre la dinámica orbital, sino que también abre nuevas vías para la investigación en astronomía exoplanetaria y la comprensión de otros sistemas planetarios.

Para quienes estén interesados en explorar más a fondo este tema fascinante, el artículo completo está disponible en este enlace en arXiv.

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