En un mundo dominado por una visión materialista de la realidad, la obra de Bernardo Kastrup emerge como un soplo de aire fresco y provocador. Con estudios en filosofía, ingeniería e inteligencia artificial, Kastrup es uno de los defensores más destacados de un nuevo idealismo, arraigado en la lógica y apoyado por las últimas teorías cuánticas.
Kastrup se centra en el papel fundamental de la conciencia en el universo. Esta perspectiva le ha llevado a explorar cómo los psicodélicos podrían ser la clave para entender que la realidad es mucho más que simples partículas y ondas. Según Kastrup, las experiencias psicodélicas no son meros productos de la química cerebral, sino ventanas a una realidad más amplia y profunda. En lugar de ver el cerebro como generador de conciencia, propone que actúa como un receptor, sintonizando diferentes "canales" de realidad.
Las culturas indígenas han utilizado plantas y hongos sagrados durante milenios para curarse y conectarse con realidades más allá de nuestra percepción cotidiana. En el mundo occidental, la idea de que los psicodélicos puedan ofrecer una visión valiosa de la naturaleza de la realidad es más controvertida. El materialismo, que sostiene que todo está compuesto por partículas subatómicas, no explica cómo estas partículas carentes de conciencia se unen para crear la experiencia consciente.
El filósofo David Chalmers denominó a esta paradoja como "el problema duro de la conciencia".Mientras algunos científicos, como Christof Koch, creen que estamos cerca de resolver este enigma, otros, como Kastrup, argumentan que el enfoque materialista es limitado. Kastrup propone un cambio de perspectiva hacia el idealismo, que sugiere que la realidad es un producto de la mente. Desde este punto de vista, todo lo que experimentamos existe dentro del ámbito de la mente.
Kastrup utiliza la metáfora de un remolino para ilustrar su punto. Así como un remolino es un patrón dentro de un cuerpo de agua, nuestros cerebros son patrones dentro de la vasta extensión de la mente universal. Los psicodélicos, según Kastrup, interrumpen estos patrones, permitiéndonos experimentar el paisaje más amplio de la mente.
Estudios recientes sobre psicodélicos muestran una disminución en la actividad cerebral durante experiencias profundas, desafiando la idea materialista de que la conciencia surge de un aumento en la actividad cerebral. Estas experiencias de disolución del ego, reportadas durante viajes psicodélicos, respaldan la idea de una conciencia interconectada y vasta que podría ser la realidad fundamental del universo y no un epifenómeno de la materia.
Imagen: IAI TV