La mente cuántica y el platonismo matemático de Roger Penrose

El matemático y físico británico Roger Penrose ha sido una figura clave para la redefinición contemporánea de los parámetros del universo. Ganó el premio Nobel en 2020 por asentar que la formación de agujeros sigue como conclusión a la teoría general de la relatividad de Einstein. Sin embargo, ha buscado también redefinir los parámetros de la mente, replanteamiento que amerita un nuevo marco cuántico para ser explicación.

Esa es la conclusión principal de su libro La nueva mente del emperador de 1989:

Al menos puedo afirmar que mi punto de vista implica que es nuestra actual falta de comprensión de las leyes fundamentales de la física lo que nos impide abordar el concepto de 'mente' en términos físicos o lógicos.

Podríamos conseguir una mejor imagen del mundo si consiguiéramos una mejor imagen de la consciencia, algo para lo que haría falta vincular las teorías cuántica y de la relatividad. Esta conclusión de Penrose tiene como trasfondo metafísico o "metaempírico" cierto platonismo basado en el carácter necesario y absoluto de la verdad, la existencia de los conceptos matemáticos, números y figuras eternas que gobiernan la naturaleza cambiante y mortal. Las matemáticas expresan el orden en la necesidad, una inteligibilidad soberana, propia solo del alma inteligente y no de un cuerpo sensible.

Sin embargo, Penrose supone que la consciencia es un fenómeno cuántico, por lo que es imposible explicarlo desde el determinismo algorítmico propio de la física clásica. No se corresponde con un modelo computacional el cómo y el por qué tenemos “qualia”, es decir, experiencias como colores o sabores con características e intensidades únicas.

Las leyes fundamentales de la física hasta ahora desarrollada son incompletas e imprecisas para explicar la experiencia subjetiva. Penrose utilizó, tanto una variante de la “prueba de Turing”, como los “teoremas de incompletitud de Gödel”, para demostrar que, así como las formas se basan en ideas metasensibles según el platonismo, un sistema puede tener una determinación o sentido, aunque esto no sea algorítmico. Los sistemas físicos conocidos no pueden simular el pensamiento detrás de las matemáticas:

En matemáticas, la contemplación consciente a veces puede permitirnos determinar la verdad de una afirmación de una manera que ningún algoritmo podría hacerlo.

Penrose llega tan lejos como para sostener que las inteligencias artificiales siguen sin ser “mentes”, ya que no reproducen ese posible fenómeno cuántico. Una computadora moderna es un sistema determinista que, en términos simples, solo ejecuta algoritmos. La informática sigue estando más en el mundo tangible de la mecánica clásica, y no en el reino más sutil de la mecánica cuántica. Pero, ¿a qué conclusiones sobre la mente real ha llegado este físico inglés, sobre todo desde la teoría, peo también con la experimentación?

Su mayor aporte a este tema se encuentra en el libro de 1994 Las sombras de la mente: hacia una comprensión científica de la consciencia, escrito en colaboración con Stuart Hameroff. Este médico anestesiólogo estadounidense buscó a Penrose para compartirle sus descubrimientos sobre la pérdida de consciencia en personas anestesiadas.

Ambos investigadores pudieron completar la denominada “teoría de la reducción objetiva orquestada”, la cual presume que los eventos de la consciencia tienen lugar a nivel subatómico, no siendo producto de la sinapsis o de conexiones neuronales, como se ha podido pensar hasta ahora, sino computaciones cuánticas dentro de las propias neuronas.

Este proceso de emergencia mental se originaría en estructuras minúsculas dentro de las células de nuestros cerebros, sobre todo en los “microtúbulos”, pero también en las "tubulinas" y las "dendritas". Por otra parte, el "citoesqueleto" se trata de un entramado tridimensional de proteínas que da soporte interior a cada neurona, organizando su entramado interno.

Pero la conclusión más sorprendente de la reducción objetiva orquestada sería que el cerebro podría estar conectado con una estructura externa y “protoconsciente”. En palabras de la Maestra Martha Massa de la Universidad Nacional Autónoma de México:

Cada uno de nuestros cerebros conscientes está tejido a partir de ingredientes físicos sutiles que de alguna manera nos permiten aprovechar la organización profunda de nuestro universo sustentado matemáticamente, de modo que nosotros, a su vez, seamos capaces de algún tipo de acceso directo, a través de esa cualidad platónica, a las formas mismas en que nuestro universo se comporta en muchos niveles diferentes.

Platón aprendió de los pitagóricos, para quienes las matemáticas eran cosmológicas y sagradas. Conocerlas podía ser un viaje más allá de los cielos o “hyperouranos”. Penrose busca ir más allá del más allá, a donde la mente se concibe así misma, y no queda claro qué parte del proceso es material y qué parte espiritual. Cuáles o cómo son las verdades que han estado ahí mucho antes que Penrose y su humanidad curiosa.  

 

Imagen: premio Nobel de física Roger Penrose, BBC.

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