Frank Herbert amplió los límites de la imaginación no solo de los lectores, sino de quienes lo sucedieron en la literatura de ciencia ficción. Antes de la serie de novelas Las crónicas de Dune, publicadas entre las décadas de los sesenta y ochenta, el futurismo ya había logrado prever avances de la ciencia que ya se han materializado o que se teoriza que terminaran por volverse parte de nuestra vida cotidiana de una manera o de otra, para nuestro bien o en nuestro perjuicio. No obstante, este tipo de ficción que visualiza una especie humana estarcida en múltiples mundos muchas veces carecía de cierto desarrollo de personajes o de una lógica interna extensa y que abarcará una mayor cantidad de temáticas. Por eso la profundidad psicológica y el lore robusto y diverso de la obra de este escritor estadounidense han sido tan decisivos.
Los libros de Herbert plantean al lector acontecimientos en un futuro lejano y una sociedad similar a una playa de granos de arena entre las estrellas, organizada en un imperio con un sistema feudal y casas nobles que tienen planetas enteros bajo su control. Dune es también la historia de Paul Atreides, un joven parte de la familia gobernante del planeta Arrakis. Su lugar de origen genera gran interés a pesar de tratarse de un desierto escasamente poblado. Solo en Arrakis puede obtenerse una droga conocida como “melange” o “especia”, utilizada para maximizar las capacidades mentales, extender la expectativa de vida y que sea posible la navegación espacial, que implica un alto nivel de conciencia y previsión. Conseguir el monopolio de esta droga implica una ventaja en el uso del poder tan envidiada como peligrosa.
¿Pero qué o quién es el “Kwisatz Haderach”, la clave política y escatológica del futuro de este mundo? Para entender su importancia, hace falta hablar de las “Bene Gesserit”, una orden femenina que ha gozado de enorme autoridad desde tiempos remotos y que se propone determinar la evolución humana y del imperio, sin importar si deben ejercer el espionaje o manipular e infiltrarse en sociedades. Durante miles de años, las Bene Gesserit se dedicaron a aprender y a transmitirse cómo potenciar habilidades físicas y mentales, por ejemplo, poderosas técnicas de combate cuerpo a cuerpo, usar las características sutiles de sus voces para controlar a la gente o saber advertir si alguien está diciendo mentiras. Pero una habilidad destacada es su capacidad para manipular selectivamente la reproducción genética de las casas. La orden es precedida por lideresas a las que se conoce como “Reverendas Madres”, un liderazgo de mujeres que han acumulado conocimientos y habilidades todavía más desarrolladas. Cuando una Reverenda Madre está a punto de fallecer, debe elegir a una sucesora a la que implantará su memoria y personalidad. Este acervo que pasa de heredera a heredera se vale de una selección genética implementada durante diez mil años para alcanzar un gran objetivo: crear al Kwisatz Haderach, también llamado el que puedes estar en todos lados al mismo tiempo. Un profeta poderoso para el futuro, cuyos ojos no podrán desconocer nada del pasado, el presente y el futuro, algo vital para marcar un camino a seguir y recuperar información perdida.
Por tanto, la historia del Kwisatz Haderach inició mucho antes de los acontecimientos de Dune, junto a la fundación de este grupo de poder femenino. Se trata de un Bene Gesserit masculino y la versión definitiva de la sabiduría de esta orden. Pero exactamente, ¿por qué es tan importante el advenimiento de este individuo? Tiene que ver con que no es un factor menor el que el Kwisatz Haderach tenga que ser un hombre para cumplir su misión. Se le necesita para desbloquear la memoria genética de sus ancestros femeninos y masculinos, lo que permitirá una toma de poder sin precedentes. Sus creadoras pueden utilizar la droga especia para acceder a la memoria de sus progenitoras, pero dado que se tratan solo de personas con cromosomas XX, únicamente pueden visualizar los recuerdos de esta línea cromosómica. Reminiscencias de mujeres antepasadas que les sirven, por ejemplo, para poder guiar al universo de Dune. Esa es la importancia del Kwisatz Haderach: un ser con una clarividencia no limitada por el espacio y el tiempo, y que podrá acceder a la memoria genética no solo de la línea cromosómica XX de las mujeres, sino de la línea XY de los hombres. El actor Timothée Chalamet regresa a la franquicia cinematográfica de Dune este 2024 como aquel joven de la casa Atreides sospechoso de ser un Kwisatz Haderach no planeado por las Bene Gesserit. La película Dune 2 dirigida por Denis Villeneuve se estrenó hace un par de semanas en todo el mundo.