El impacto de COVID-19 en la salud cognitiva ha sido un tema de creciente interés y preocupación desde el inicio de la pandemia. Investigaciones recientes han arrojado luz sobre cómo incluso casos leves de COVID-19 pueden llevar a un declive cognitivo significativo, afectando la memoria, la atención y la capacidad de concentración.
Desde los inicios de la pandemia, el "cerebro nublado" o niebla cerebral se identificó como una condición significativa experimentada por muchos tras contraer COVID-19. Este término describe un estado de lentitud mental que dificulta la concentración, el recuerdo y el pensamiento claro. Con el avance de la investigación, estudios recientes han demostrado que la infección por SARS-CoV-2, el virus causante de COVID-19, puede afectar la salud cerebral de diversas maneras, incluyendo problemas de memoria, dolores de cabeza, trastornos de convulsiones, accidentes cerebrovasculares, problemas de sueño, y trastornos de salud mental, entre otros.
Un estudio publicado en el New England Journal of Medicine (NEJM) encontró que personas que reportaron una infección leve por COVID-19 mostraron un declive cognitivo equivalente a una caída de 3 puntos en los puntajes de IQ o CI (coeficiente intelectual) en comparación con personas que nunca se enfermaron con el virus. Este declive cognitivo puede persistir durante al menos un año después de la infección, incluso cuando los síntomas de COVID-19 duraron menos de cuatro semanas.
El estudio también reveló que aquellos con COVID largo (long covid en inglés) —definido como síntomas que duran más de 12 semanas después de una prueba positiva— experimentaron una caída promedio en el CI equivalente a 6 puntos. Las personas que terminaron en una unidad de cuidados intensivos debido a la infección por COVID-19 mostraron una caída de 9 puntos en el CI. La reinfección contribuyó con una pérdida adicional de casi 2 puntos de CI, en comparación con ninguna reinfección.
Aunque el estudio proporciona una comprensión más clara de cómo COVID-19 puede afectar la cognición, aún quedan muchas preguntas. Por ejemplo, cómo una caída de 3 puntos en el CI se traduce en impedimentos en el funcionamiento diario sigue siendo una cuestión abierta.
Hasta principios de 2024, cifras recientes indican que casi el 7% de los adultos estadounidenses están experimentando COVID largo, y más del 20% de ellos dicen que ha limitado significativamente su actividad. Estudios adicionales han mostrado que COVID-19 está asociado con problemas cognitivos, con alrededor del 40% de las personas que tuvieron COVID informando niebla cerebral y más de un cuarto mostrando deterioro cognitivo leve después de recuperarse de COVID en los 6 a 12 meses anteriores.
Aunque quizá sean necesarios otros estudios para confirmar estos hallazgos, así como también compararlos con los efectos de otros virus (y algunos argumentarán que los efectos de la vacunas en el IQ también debería medirse), los resultados sugieren un hecho sumamente llamativo, si consideramos la gran cantidad de infectado que ha dejado la pandemia, vivimos en un mundo con daño cerebral y con una inteligencia en picada, pues a esto se le suman otros estudios que muestran que las pruebas de IQ están presentando bajas considerables en muchos países en los últimos años.
Imagen: Medical Express