Al tiempo que se estrena la segunda entrega de Dune, en la versión de Denis Villeneuve, resulta apropiado recordar una de las fuentes creativas de esta película que trata sobre una poderosa sustancia enteógena, que además de incrementar los poderes psíquicos, permite acelerar la navegación interestelar. Quizá no debería de ser sorpresa que el autor Frank Herbert haya encontrado en los hongos mágicos inspiración para la visión cósmico-psicodélica que plasma en Dune.
En Dune, la sustancia conocida como melange o "especia" (spice), que se encuentra exclusivamente en el planeta Arrakis, es el motor central de la trama, ofreciendo a quienes la consumen prolongación de la vida, conciencia elevada y precognición. Sin embargo, esta droga también tiene efectos secundarios negativos, como la adicción y el cambio de coloración en los ojos de sus usuarios a un tono azul intenso. Además de estar en el centro de una guerra de proporciones galácticas.
El vínculo entre Dune y los hongos fue señalado por el reconocido micólogo Paul Stamets, quien contó que Frank Herbert era un entusiasta de los hongos mágicos. Herbert le confesó a Stamets que las experiencias con hongos mágico una fuente de inspiración directa para Dune. El ciclo de vida de los hongos, su capacidad para alterar la percepción y su relación simbiótica con el entorno natural, se reflejan en elementos clave de la novela, como la esencia mística de la especia (spice) o los gusanos gigantes de Arrakis, entre otros.
Frank llegó a decirme que muchas de las premisas de Dune: la spice mágica (esporas) que permitía doblar el espacio (viajar), los gusanos gigantes (que digerían hongos), los ojos de Freeman (el azul cerúleo de los hongos Psilocybe), el misticismo de las guerreras espirituales, las Bene Gesserits (influidas por María Sabina y los cultos del hongo sagrado en México), le vinieron de su percepción del ciclo de vida fungi y su imaginación fue estimulada a través de sus experiencias usando hongos mágicos.
Así que debemos de añadir el tema de los psicodélicos a los temas centrales de esta epopeya espacial, incluyendo el poder, la ecología, la religión (y el mesianismo) y, por supuesto, el amor (en un sentido casi religioso). No debe de ser una sorpresa para el lector, a estas alturas, que muchas grandes ideas en el arte y en la tecnología hayan sido inspiradas por los psicodélicos.