En un giro fascinante hacia nuestra comprensión de la crianza, un estudio reciente liderado por el Dr. Nikhil Chaudhary de la Universidad de Cambridge nos lleva a replantear el modelo tradicional de la familia nuclear, arraigado en la sociedad occidental desde los años 50. El enfoque del estudio se centra en la comunidad de cazadores-recolectores Mbendjele, en la República del Congo, para explorar sistemas de crianza infantil alternativos que podrían estar más alineados con nuestra historia evolutiva.
Durante la mayor parte de nuestra historia evolutiva, vivimos como cazadores-recolectores, en un ambiente que favorecía la crianza colectiva más que el cuidado parental exclusivo. Esta premisa subyace en la investigación de los Mbendjele, una sociedad que vive en campamentos multifamiliares y confía en una red extensa de cuidadores para criar a sus infantes. Aquí, cada niño recibe alrededor de nueve horas de atención diaria de aproximadamente diez personas diferentes, a veces hasta veinte. Este modelo contrasta notablemente con las presiones actuales de la crianza en los países occidentales, donde recae principalmente en los padres, llevando en muchos casos a situaciones de agotamiento y depresión.
El estudio destaca que, en el caso de los Mbendjele, cuando un niño llora, numerosas personas intervienen rápidamente, reduciendo la carga en las madres biológicas. Esta dinámica también involucra a niños mayores y adolescentes en el cuidado de los más jóvenes, fomentando una sensación de responsabilidad y conexión comunitaria desde edades tempranas.
La investigación no solo arroja luz sobre posibles estrategias de crianza más afines a nuestra naturaleza evolutiva, sino que también cuestiona la predominancia del enfoque en poblaciones occidentales, educadas, industrializadas, ricas y democráticas (WEIRD, en sus siglas en inglés: "Western, Educated, Industrialized, Rich, and Democratic") en la investigación sobre la crianza. Estos hallazgos sugieren que la diversidad en las prácticas de crianza podría ser fundamental para entender mejor nuestras necesidades y capacidades psicológicas.
Finalmente, el estudio propone que, más allá de la supervisión efectiva, es crucial priorizar el apoyo de alta calidad y accesible para el cuidado infantil en países WEIRD. Esto incluye ratios más altos de cuidadores por niño y la estabilidad de los cuidadores clave en guarderías e instituciones, para minimizar riesgos para el bienestar de niños y padres. Además, se destaca que el apoyo a las madres tiene múltiples beneficios, como reducir el riesgo de negligencia y abuso, amortiguar contra la adversidad familiar y mejorar el bienestar materno, lo cual a su vez mejora la atención materna.
Este enfoque en la crianza colectiva y el apoyo comunitario nos invita a reflexionar sobre nuestras prácticas actuales y a considerar cómo elementos de la crianza en comunidades como la de los Mbendjele podrían integrarse en nuestras sociedades modernas, promoviendo un bienestar más holístico para padres e hijos.