Jorge Valdano es quizá el mayor intelectual del futbol. Luego de una desatacada carrera en Europa y con la selección argentina, Valdano ha ocupado importantes puestos directivos, pero sobre todo se ha posicionado como una de las pocas personas capaces de introducir una dimensión literaria e intelectual en el futbol. En un reciente artículo para El País, aborda el tema de las ofensas de Luis Rubiales, directivo de la Federación Española de Fútbol suspendido por la FIFA por besar a una de las jugadoras que ganaron el Mundial.
Valdano destaca que el futbol, aunque sea un juego, es también un fenómeno social y cultural que refleja la realidad de una sociedad. Y observa que Rubiales no fue capaz de entender el contexto en el que vive y de de ser un líder de su tiempo: "En cuanto a Rubiales: fue socialmente expulsado. El problema es que se trata de un directivo, que los directivos deben guiar y que es imposible guiar si no conoces los latidos de tu tiempo". En este sentido, "el feminismo se ha convertido en un 'lugar' en el que uno debe entrar o quedarse fuera".
Valdano señala que el incidente en el que Rubiales besó sin consentimiento a la futbolista Jenni Hermoso marcó merecidamente un "antes y un después" en la percepción pública del directivo:
Agarrarse los huevos tras un triunfo del fútbol femenino en un palco principesco es, cuanto menos, poco alegórico. Era sólo el primer exceso testosterónico que el narcisismo, acentuado por la excitación de la victoria, acababa de cometer. Luego el protocolo llevó a Rubiales a ese altar improvisado donde los sacerdotes del fútbol premian a las deportistas. Fue ahí donde Rubiales besó sin consentimiento y abusando de su autoridad a Jenni Hermoso. Y fue entonces cuando se inauguró un antes y un después.
Y remata con una frase muy sutil: "Porque otra de las muchas cosas que Rubiales olvidó aquel día es que al altar se va a adorar y a sacrificar". El futbol es ciertamente la nueva religión y la premiación es una ceremonia en la que hay que tener un comportamiento alineado con el poder sacerdotal.
Valdano también aborda la reacción pública y mediática al comportamiento de Rubiales, que se convirtió en un escándalo global. La indignación se extendió más allá de los medios de comunicación y llegó a las calles, lo que llevó a la intervención de instituciones y políticos. A pesar de todo, Rubiales se ha mantenido desafiante, lo que Valdano describe como un acto de "cojones y españolía".
El artículo de Valdano muestra a un Rubiales que se convierte en un símbolo de una mentalidad anticuada que ya no tiene cabida en una sociedad con valores más igualitarios. El futbol, que según Valdano "llega tarde a todas las revoluciones", tiene ahora que participar, por voluntad o por la fuerza de la presión social, en la transformación social feminista.