Suecia es indudablemente uno de los países más progresistas y con mayor calidad de vida en el mundo. Hace una década el país escandinavo incorporó una medida de estímulo a la educación digital, cuando pasó de los libros de texto tradicionales a tablets como el iPad.
Se creía que las escuelas se estaban quedando atrás respecto al resto de la sociedad y era hora de que "abrazaran el futuro" e integraran la tecnología digital en el aula. Para 2017, esta visión parecía estar tomando forma. Suecia lanzó su Estrategia Nacional de Digitalización para el Sistema Escolar, con el objetivo de ser "la mejor del mundo en el uso de oportunidades de digitalización"
Pero hace poco se empezaron a dar a conocer los resultados de esta estrategia, Los profesionales de la salud suecos dieron la voz de alarma, lo que provocó una reevaluación nacional del papel de la tecnología digital en la educación.
En un artículo del periódico Expressen, la ministra de Educación, Lotta Edholm, describió el impulso digital en las escuelas como un "experimento". Expresó su frustración con la aceptación acrítica de la digitalización, independientemente de su contenido o impacto en los estudiantes. Para Edholm, el libro de texto tradicional ofrecía "ventajas que ninguna tablet puede reemplazar".
La ministra explicó que los resultados del plan educativo estaban dejando mucho que desear y profundizó en sus preocupaciones. Culpó a las pantallas por la disminución de la actividad física y los hábitos de lectura en los niños, y por el uso reducido de bolígrafo y papel. Citando diversas investigaciones, argumentó que leer un libro proporciona una "comprensión más profunda" que leer en una pantalla.
Debido a esto, hace unos meses Edholm anunció la suspensión de la estrategia de la Agencia Nacional de Educación. La decisión se enmarcó como un esfuerzo por "restaurar la lectura en las escuelas, a expensas del tiempo de pantalla". Esta nueva dirección contrasta fuertemente con la postura anterior de Suecia.
Los suecos quizá sean en este sentido un ejemplo a seguir, pues han sido capaces de notar algo que probablemente está pasando en todo el mundo: una disminución en la capacidad de lectura, debida a la prevalencia que tienen las pantallas en la vida cotidiana en general. Más aún, en Suecia existe una cierta conciencia sobre limitar el uso de las redes sociales en los niños, algo que no ocurre en otros lugares. La mirada crítica del país escandinavo a la adopción tecnológica es algo digno de imitar La supuesta "competencia" digital llega a expensas de otras habilidades y experiencias esenciales.