La sensación de estar conectado con alguien más y compartir estados mentales como en una especie de resonancia mental, es algo que muchas personas han experimentado. No estamos hablando necesariamente de telepatía en el sentido común del término, de saber lo que otra persona está pensando sino, más bien, de sentir juntos y estar en una misma fase mental. Esta sensación intuida ha comenzado a ganar tracción y empieza a ser corroborada por los científicos.
Recientes investigaciones están descubriendo el fenómeno de la sincronización cerebral y su influencia en las interacciones sociales. Con estudios que abarcan tanto a humanos como a animales, los científicos están empezando a comprender las complejidades de cómo los cerebros se sincronizan durante la socialización.
Un cúmulo de evidencia sugiere que, durante las interacciones en el aula, los estudiantes que están comprometidos con sus profesores experimentan patrones de procesamiento cerebral que se alinean con los de los educadores. Se cree que esta sincronización contribuye a obtener mejores resultados de aprendizaje y una comprensión más sólida de la materia. Esto puede observarse notablemente en las clases cuando uno aprende un idioma nuevo: hay una gran parte de la información que viene de la imitación, pero no sólo de la vocalización, sino también de estados cerebrales.
Según informa Scientific America, las investigaciones sobre mamíferos sociales como los murciélagos de la fruta y los ratones han arrojado resultados intrigantes en este sentido. Los murciélagos de la fruta, criaturas altamente sociales, pasan sus días en colonias abarrotadas, dedicados a buscar alimentos y disputarse recursos. Los estudios revelan que estos murciélagos muestran sincronización en la actividad cerebral, especialmente cuando están juntos.
Esto indica que podría estar ocurriendo un procesamiento cognitivo compartido, permitiéndoles comprender su entorno y comunicarse de manera colectiva. En lo que respecta a las relaciones humanas, la sincronización cerebral parece desempeñar un papel importante. Notablemente, las parejas y los amigos cercanos muestran mayores grados de sincronización cerebral en comparación con parejas no románticas y conocidos distantes. En general, la cercanía y la intimidad suelen indicar también sincronización cerebral, lo cual le da un nuevo significado a la sabiduría popular de que nos volvemos como las personas con las que nos juntamos
Aunque no se duda de su realidad, la pregunta de cómo surge la sincronización sigue siendo un misterio. Si bien las experiencias compartidas podrían explicar parcialmente este fenómeno, las investigaciones recientes sugieren un proceso más intrincado.
Una pista podría venir de un estudio reciente con ratones. Los investigadores descubrieron "células propias" y "células de otros" en la corteza prefrontal, que codifican el comportamiento de los ratones individuales y de sus compañeros Esto va más allá del concepto de neuronas espejo y destaca la profunda conexión entre la actividad cerebral y las jerarquías sociales. A medida que los investigadores continúan explorando las complejidades de la sincronización cerebral, buscan respuestas a preguntas cruciales: ¿la sincronización potencia la creatividad durante la narración de historias, o facilita una comprensión más profunda entre individuos, trascendiendo la mera comunicación lingüística? Ciertamente, hay indicios de que la sincronización ayuda al aprendizaje y profundiza y refuerza los lazos afectivos.